Con un rendimiento con altibajos, el santafesino debutó en Francia con un 1-1 ante el Saint-Étienne. «Nos llevamos cosas buenas, pero hay que mejorar», dijo.
Si bien en cada club por el que pasó superó expectativas y dejó una huella, Mauricio Pochettino se fue pocas veces como ganador en sus estrenos como entrenador y, aunque nunca había perdido, el saldo tenía más empates que victorias: en el Espanyol y el Southampton se quedó en cero con el Barcelona y el Everton, respectivamente, y en el Tottenham -única primera vez en el inicio de una temporada y no en enero- derrotó al West Ham con un gol a los 93′ de Eric Dier. En su regreso en Francia, donde ya compitió como jugador, la tendencia continuó: el 1-1 frente a la Association Sportive de Saint-Étienne representó otra igualdad como punto de partida (que incluso pudo ser otro triunfo agónico, con un remate de Pablo Sarabia desde dentro del área que se fue alto cuando iban 93′).
Más allá de esta curiosidad estadística, la primera imagen del PSG del santafesino dejó aspectos positivos y negativos dentro de un contexto especial. A los pocos entrenamientos previos se suman muchos lesionados, con dos nombres importantes (Neymar y Presnel Kimpembe) y otros que pueden ser titulares o destacadas piezas de recambio (los laterales Alessandro Florenzi, Layvin Kurzawa y Juan Bernat, quien va a tardar más en volver; los mediocampistas Leandro Paredes, Danilo Pereira y Rafinha, y Mauro Icardi).
«Estamos decepcionados porque queríamos ganar. Nos llevamos cosas buenas, aunque obviamente tenemos que mejorar. Es un punto que no es suficiente, pero con todas las circunstancias tenemos que aceptarlo«, aseguró Pochettino en conferencia de prensa. Aunque tanto la distribución colectiva como las responsabilidades y los comportamientos individuales pueden cambiar cuando el crack brasileño regrese de su lesión, en el estadio Geoffroy-Guichard se vio la primera intención del nacido en Murphy en busca de que cada pieza tenga un escenario favorable para explotar su potencial («Está claro que a los jugadores vamos a escucharlos y verlos para crear un sistema en el que todos puedan sentirse de la mejor manera. Es algo a lo que le damos mucha importancia, sobre todo a que en esa dinámica que vamos a encontrar puedan expresarse en su mejor versión«, dijo en su presentación).
En el debut, la disposición general en ataque (circunstancia en la que, con un 69% de posesión, más se encontró) fue con Ander Herrera -que puede tener un rol destacado en el ciclo por su versatilidad y lectura- ubicado como tercer central en la derecha, un movimiento que tuvo varias consecuencias: generó una ventaja numérica ante los dos puntas del Saint-Étienne, impulsó a Colin Dagba y Mitchel Bakker (los laterales) hacia adelante y, en primera instancia, permitió que Ángel Di María y Kylian Mbappé se cerraran, con Idrissa Gueye por delante de la línea de tres, Moise Kean como referencia entre centrales y Marco Verratti con licencias para moverse («Es difícil saber y decir dónde jugó Marco, porque estuvo libre en el campo y fue como un playmaker que siempre trató de ayudar al equipo en diferentes fases del juego«, dijo el técnico argentino post 1-1).
Con algunas alternativas, como la ubicación de un lateral al lado de Thilo Kehrer y Marquinhos para que Mbappé quedara abierto para dar amplitud y buscar el duelo individual, ante un bloque cerrado como el que planteó Claude Puel en el primer tiempo la idea era salir con facilidad (por el tres contra dos) y tener juego interno sin perder la amenaza por afuera. Lanzados, los laterales podían generarles dudas a los tándems externos de Mathieu Debuchy-Arnaud Nordin (en la derecha) y Timothée Kolodziejczak-Kévin Monnet-Paquet (en la izquierda) sobre quién debía tomarlos, lo que se traduciría en mayores espacios por adentro al separar las dos líneas de cuatro contrarias.
Sin embargo, las tendencias de Verratti (que partía entre líneas y retrocedía para generar juego) y Mbappé (a abrirse para tener mayores libertades para recibir y buscar el mano a mano con el lateral) hicieron que se vaciara una zona entre líneas que complicó la circulación.

Si bien por izquierda se generó una dupla que podría haber desnivelado en ese dos contra dos (algo que no sucedió porque al delantero francés y a Bakker les faltó complementarse), la falta de una presencia en 3/4 resultó problemática: con Kean del centro a la derecha y sin que nadie compensara el retroceso del volante italiano, el espacio desocupado le permitió a Debuchy seguir a su marca sin preocuparse por lo que pasara detrás de él y redujo los focos que debían atender Harold Moukoudi y Lucas Gourna-Douath, que pudieron pensar en lo que sucedía delante sin temer por la actividad a su espalda.
Sin ese apoyo entre líneas, se redujeron las posibilidades de generar combinaciones y la tarea defensiva del Saint-Étienne quedó simplificada. Además, el poco acierto de Mbappé en el uno contra uno (2/7 en regates) desactivó una posible solución individual.
Si por izquierda el espacio estuvo mal ocupado, por derecha el problema fue que no se terminó de aprovechar la buena ubicación de Di María entre líneas. Con el hueco entre Zaydou Youssouf y Monnet-Paquet (que se iba hacia afuera con Dagba) como punto de partida, el Fideo se ofreció muchas veces perfilado y en una buena situación para profundizar, pero no siempre recibió.
Por eso, con una zona vacía y sin tanta velocidad para mover la pelota de lado a lado, el PSG no evitó que el Saint-Étienne defendiera de frente (lo que simplifica las tareas y reduce desajustes) y tuvo algunos problemas para profundizar. Por momentos pudo encadenar buenas acciones y progresar, como en el gol (un reinicio que comenzó en la izquierda y terminó en la derecha que Di María hizo avanzar con un pase largo para Mbappé), una chance clara de Kean (Herera lo dejó mano a mano luego de que se desmarcara detrás de la defensa; en el inicio del partido hubo varias rupturas, pero con el correr del tiempo bajó la frecuencia y se echaron en falta para poder desacomodar a la defensa) y en algunos cambios de Gueye hacia la izquierda (pero Bakker no estuvo acertado en la finalización, con 0/7 en centros; algo similar le pasó a Dagba, con 1/5).
Si bien esos aspectos negativos le dificultaron el ataque al PSG, sobre todo en el primer tiempo cuando los de Puel defendieron más atrás, también hubo algunos puntos positivos. Si la etapa inicial fue la de mayor control y dominio territorial, en gran parte se debió a la buena presión tras pérdida que ejecutaron los parisinos. A partir de un rápido «cambio de chip» para achicar el margen de maniobra y negar opciones, algo en lo que se destacó Gueye, el trabajo colectivo logró varias recuperaciones rápidas y que el balón se quedara lejos de Keylor Navas durante largos tramos.
Igualmente, el Saint-Étienne encontró espacios para salir y avanzar cuando logró sacar rápidamente la pelota del sector en el que la recuperó y cambiar de lado, lo cual podría haber causado más inconvenientes de no haber sido por malas decisiones o ejecuciones de los locales en la finalización. Esto se dio principalmente en el segundo tiempo, cuando Pochettino introdujo a los 60′ a Julian Draxler por el senegalés ex Everton en busca de una mejor ocupación de espacios (lo que sucedió, a pesar de que el alemán terminó mal algunas jugadas) y, como efecto colateral, al sacar un hombre del medio hizo que la cancha quedara más ancha para defender y aparecieran huecos.
La muestra de ese cambio en la efectividad de la tenencia alrededor de Jessy Moulin más posterior presión tras pérdida y la altura en la que se desarrolló el juego está en las entradas que intentó el visitante en el primer tiempo y en el segundo: en los 45′ iniciales fueron 15 (11 con éxito) y casi todas en campo rival, salvo cuatro; en los 45′ finales, 13 (9 exitosas) y mayormente en su costado del terreno de juego, con excepción de cuatro.
En la segunda mitad del partido, la diferente postura del dueño de casa generó un trámite más abierto, en el que el PSG mostró ciertos problemas para tomar y controlar a los dos puntas (en parte por la nueva disposición que generó el cambio de Draxler, que hizo que frente a la primera línea de presión el 3+1 o 3+2, según la posición de Verratti, pasara a un 2+2 con el italiano y Herrera delante de Kehrer-Marquinhos) y el equipo de Puel se acercó en varias oportunidades a un Navas que se lució con intervenciones importantes.
Los parisinos también tuvieron chances para ponerse en ventaja a continuación del entretiempo, especialmente un buen zurdazo desde la puerta del área de Di María, un mal remate de Kean en el área tras centro del argentino y el mal tiro de Sarabia sobre el cierre, pero les faltó lucidez en el tercio final. Con la búsqueda más arriba del local también pudieron contraatacar, pero entre malas decisiones y ejecuciones (sobre todo una a los 85′ que llegó al área con un tres contra uno y terminó en nada porque se incomodaron el italiano ex Juventus y el español ex Sevilla) no lograron doblegar a Moulin.
«Fue un partido difícil, Saint-Étienne es un equipo físico y muy bueno«, analizó Pochettino después de la igualdad. Y agregó: «Las circunstancias son las que tenemos, no tenemos que quejarnos y hay que seguir trabajando. No vamos a decir ninguna excusa y ahora es nuestra responsabilidad mejorar la manera en la que jugamos, nuestros rendimientos, y ganar partidos, que es nuestro objetivo porque somos el Paris-Saint Germain y cuando no ganamos estamos decepcionados«.
Sobre los puntos a mejorar en el medio de un agitado calendario (el PSG jugó el primero de cuatro encuentros en 10 días) y con pocos entrenamientos entre compromisos, señaló: «Hay que trabajar en aspectos con la pelota y sin la pelota. En posesión, tenemos que usar mejor el espacio en el campo rival. Hoy, Saint-Étienne redujo el espacio y jugó muy atrás, pero tenemos que crear más chances y generar cosas más difíciles de defender. También debemos mejorar en las vigilancias, en tratar de evitar dar mucho espacio, y en las pelotas paradas«.
A la espera de Neymar, que puede elevar el techo competitivo del conjunto, el Stade Brestois 29 por la Ligue 1 (este sábado 9) y la definición del Trofeo de Campeones ante el Marsella (el 13) serán los próximos desafíos del inicio del ciclo del santafesino en la capital francesa.
Crédito de la foto de portada: Baptiste Fernandez/Icon Sport via Getty Images.
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