Primeras luces del PSG de Pochettino

Mientras recupera bajas, el equipo parisino comienza a levantar vuelo con el argentino en el banco: en el 3-0 al Brest empezó a mostrar rasgos reconocibles.

En el estreno de Mauricio Pochettino en Paris, el PSG aprovechó el regreso a la «Ciudad de la Luz» para empezar a mostrar las primeras señales distintivas de este nuevo ciclo y lograr un triunfo importante y necesario: el 3-0 al Stade Brestois 29 lo tiene a un punto de la cima de la Ligue 1 (por el empate en dos del Lyon con el Rennes) y le permite preparar el Trophée des Champions sin el ruido que hubiesen generado dos partidos sin victorias. Luego del 1-1 en un rendimiento con altibajos frente al Saint-Étienne, el equipo dominó más y jugó un partido más constante, aunque igual mostró algunas falencias y por eso el santafesino aseguró, en el canal del club, que deben continuar ajustando cosas: «Estoy contento, pero sabiendo que tenemos que mejorar muchas cosas. Al mismo tiempo, llevamos pocos días en el club y estoy satisfecho«.

Si bien volvió a necesitar intervenciones decisivas de Keylor Navas, los tramos favorables al dueño de casa resultaron más prolongados y reflejaron la flexibilidad que el técnico argentino expresó en su primera conferencia. La superioridad se basó en dos propuestas que, a pesar de sus diferencias, fueron coherentes con las características de sus jugadores y con lo que planteó el rival, porque tanto las rotaciones para atacar un bloque medio-bajo como la intención de contraatacar calzan perfecto con el talento y las condiciones del plantel. Durante los 45 minutos iniciales, cuando más tuvo la pelota al enfrentar a un oponente que se mantuvo replegado incluso después del 1-0 a los 15′, el conjunto parisino enfocó sus avances estacionados (los que se dan con el bloque defensivo armado) a la generación de ventajas en los costados con una circulación de lado a lado que le permitió aprovechar la estrechez de las líneas del Brest.

Con algunos cambios en la disposición con respecto al debut y mayores libertades posicionales, algo característico de los equipos de Pochettino y algo en lo que enfatizó el nacido en Murphy en su presentación, el PSG se distribuyó mejor los espacios y desequilibró mucho por afuera. Desde una salida sin línea de tres, con Ander Herrera detrás de la doble punta e Idrissa Gueye alternando entre una altura igual a la del español y otra más arriba (seguramente para estar más cerca de las pérdidas de cara a la presión), lo que generaba un 2+1 o 2+2, pudo llegar sin problemas a campo contrario.

Ahí comenzaba la movilidad, ya que la estructura colectiva contaba con seis futbolistas más fijos (a Marquinhos y Abdou Diallo, centrales, se sumaban Colin Dagba y Mitchel Bakker, laterales que se abrían e iban arriba, y Herrera-Gueye) y otros cuatro con mayores licencias (Marco Verratti, Ángel Di María -sobre todo ellos dos-, Kylian Mbappé y Moise Kean). Una modificación del encuentro ante el Saint-Étienne fue la ubicación de partida de los dos hombres externos del tridente, ya que el argentino muchas veces inició pegado a la línea derecha, en especial en los 15′ iniciales, y el francés se movió en zonas más internas. Esto fue importante, ya que el ex Monaco aumentó sus intervenciones en cantidad (de 47 toques pasó a 75) y calidad: más cerca del área y más efectivo en el uno contra uno (7/8 regates completados), recibió en zonas más peligrosas, generó más -para él y el resto- y dispuso de más ocasiones de gol.

A partir de la amenaza que representó Mbappé más la gestión de Verratti y la inteligencia de Di María para moverse entre líneas y en el tercio final, el PSG contó con varios recursos para ser profundo y utilizó muy bien una circulación paciente para agrupar a la defensa de un lado y liberar el otro. Con un 74,6% de sus ataques por las bandas (39,5% por izquierda y 35,1% por derecha) en los 45′ iniciales, movió el bloque del Brest y generó varias ventajas por afuera.

Aunque el conjunto parisino había mostrado una tendencia externa contra el Saint-Étienne (en todo el encuentro sólo 27,4% de sus avances se dieron por el medio, con apenas un 22,7% en el segundo tiempo), ese día recayó mucho en la búsqueda de duelos mano a mano y el bajo acierto individual disminuyó el peligro generado. En el Parc des Princes fue distinto, ya que apuntó a generar situaciones favorables (2 vs 2 en el lado débil, triángulos con superioridades posicionales y defensores llegando a marcar y no parados, entre otros aspectos) para desequilibrar colectivamente. Al juntar pases en un sector, agrupar contrarios y cambiar a la otra orilla de la cancha, aprovechó mejor su tenencia.

Si bien en el segundo tiempo hubo otras situaciones de este tipo, como el mano a mano que Gautier Larsonneru -de varias atajadas clave- le tapó a Mauro Icardi (ver 4a imagen arriba), los ataques del PSG pasaron a ser más en transición que estacionados. Como el Brest salió y también empezó a presionar más arriba, los dirigidos por Pochettino aprovecharon los espacios en campo rival con varios contraataques y avances verticales.

En los 45′ finales hubo al menos cinco réplicas con un contexto favorable para el dueño de casa, tres de ellas terminadas en definiciones de Mbappé, y también varias tenencias en campo propio para hacer que las líneas contrarias se adelantaran y dejaran huecos. Con esas atracciones, que incluso sirvieron para lograr el 3-0 (ver 3a imagen abajo), sacaron ventaja tanto de la búsqueda más apresurada de los visitantes como de la velocidad y la capacidad de sus atacantes a campo abierto.

Para esto colaboró el cambio en la disposición cuando Pablo Sarabia reemplazó obligadamente a Gueye (salió con molestias): al retrasar a Verratti y poner a Di María por adentro y detrás del centrodelantero (primero Kean y luego un Icardi que volvió de su lesión con un gol, una asistencia y su habitual enfoque casi exclusivo para el arco, ya que intervino 10 veces y cuatro de ellas fueron para rematar), el equipo pasó a tener un mediapunta más relacionado con la aceleración que con la gestión del juego. Esto fue ideal para las contras, ya que el rosarino fue una referencia clara para iniciar criteriosamente las transiciones y también pudo acompañar las galopadas de Mbappé para llegar con peligro.

En el plano defensivo, la tenencia paciente y de lado a lado, desacomodando a la defensa, facilitó una buena presión tras pérdida del PSG. Al igual que en el partido anterior, inmediatamente cambió de actitud y rápidamente intentó rodear al poseedor para quitar o forzar un error. En este aspecto se destacó Herrera, que a partir de su capacidad para leer cuándo saltar y cuando quedarse y respaldar recuperó mucho (5 intercepciones y 5 entradas).

Sin embargo, el equipo de Pochettino volvió a mostrar inconvenientes cuando el contrario pudo sacar la pelota de esa zona -tanto después de un robo como en las salidas desde el fondo. Las veces que no pudo ganar el balón en campo rival, con los tres o cuatro hombres más cercanos, el Brest se fue directo contra la última línea y generó situaciones de peligro. Por algunas intervenciones a tiempo de Diallo y, sobre todo, Marquinhos y atajadas de Navas, el conjunto parisino pudo mantener la valla invicta. Pero esos desajustes (al igual que las desatenciones o desconexiones, como no vigilar la espalda o no cerrar una línea de pase, ocurridas principalmente en los jugadores ofensivos) seguramente estén resaltados entre los aspectos a trabajar por el técnico santafesino, que luego de su debut manifestó la necesidad de mejorar las vigilancias.

Igualmente, más allá de alguna falla propia también hubo muchas virtudes ajenas, ya que los dirigidos por Olivier Dall’Oglio mostraron muchos recursos para salir de la presión y atacar de manera directa. Desde recursos colectivos, como asociaciones en corto para romper hacia adelante, o individuales, como gambetas/conducciones en velocidad y desmarques a tiempo (en esto sobresalieron Haris Belkebla y Romain Faivre, con inteligencia para moverse y precisión con la pelota), causaron algunas preocupaciones.

En lo global fue un buen rendimiento del PSG, con dos planes ofensivos que fueron fructíferos y un dominio que, aun con baches y 15′ de menor nivel (al inicio de la segunda etapa), fue más constante que en el debut y sirvió para sumar tres puntos importantes. A la espera del regreso de los lesionados, sobre todo de un Neymar que puede cambiar algunos aspectos colectivos y potenciar al equipo, los parisinos exhibieron las primeras señales de identidad del nuevo ciclo. Con pocos entrenamientos y antes de un clásico contra el Olympique de Marseille que decidirá un título (este miércoles 13 a las 17), son buenas noticias para un Pochettino que igual apunta a seguir perfeccionando el funcionamiento.

Crédito de la foto de portada: AFP.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Web construida con WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: