En su mejor partido de las Eliminatorias, Argentina aprovechó las facilidades que dio Perú y ganó con solidez. El desafío ahora pasa por la continuidad.
La visita al Estado Nacional de Lima se presentaba en la previa como un escenario ambivalente, ya que era de cierto cuidado por el potencial ofensivo peruano y a la vez favorable por su fragilidad defensiva y los mayores espacios disponibles, tanto por las dimensiones del campo como por el posicionamiento rival. De nuevo con un mejor juego en la segunda parte de la ventana, algo que se dio en octubre y también dentro del encuentro con Paraguay, logró su actuación más redonda de las Eliminatorias, sobre todo a partir del gol y de 20 minutos destacados.
Contra Perú, la Selección utilizó una doble disposición y le sacó el máximo provecho. Fue crucial la función de Nicolás González, que retrocedió como mediocampista externo en el 4-4-2 y en ataque se paró como segundo punta para acompañar a Lautaro Martínez. Con Lionel Messi enganchando y el trabajo de Giovani Lo Celso y Rodrigo De Paul a los costados de Leandro Paredes, la Selección pudo aprovechar las virtudes ofensivas del rombo (opciones escalonadas; presencia contra los centrales, incluso mano a mano, y entre líneas, y buena circulación por adentro, algo relevante ante un rival que da facilidades entre líneas, para sorprender por afuera) sin sufrir las contras (especialmente lo despobladas que quedan las bandas y lo expuestos que pueden quedar los laterales al defender en inferioridad numérica, así como la posibilidad de que la cancha quede muy ancha y aparezcan huecos en el medio).
Para eso resultó fundamental el trabajo de la banda izquierda, el lado fuerte del equipo (45% de los avances se dieron por ese lado, con apenas un 25,5% por derecha). Entre González -de excelente trabajo sin pelota, por sus diagonales y por su inteligencia para fijar y arrastrar marcas de la última línea peruana-, Lo Celso y un Nicolás Tagliafico de muy buen regreso, con sentido para proyectarse y aprovechar cómo se le liberaba e carril por el trabajo del ex Argentinos, Argentina logró una correcta ocupación de espacios y pudo basar su circulación ahí.

Las conexiones sobre ese costado, en un tramo del primer tiempo hasta con el agregado de Messi, fueron favorecidas por una movilidad inteligente y con sentido. Los tres integrantes de ese triángulo, sobre todo los hombres del Stuttgart y del Tottenham, lograron complementarse perfectamente y supieron desmarcarse para desacomodar a la defensa y generar huecos sin dejar despobladas zonas clave, principalmente las internas.
Lo Celso volvió a ser importante en el rendimiento argentino, con un impacto individual y colectivo. Su creatividad en el último tercio es bienvenida por un conjunto que necesitaba un aporte extra en ese sentido y su capacidad para ocupar sectores libres ha sido fundamental en las dos fechas para poder darle más calidad a la circulación. Como prueba, los dos goles de ayer fueron los que mayor cantidad de pases previos (nueve y siete, respectivamente) tuvieron en los partidos competitivos del ciclo (la máxima anterior era de tres toques, alcanzada frente a Catar y Chile).
Pero además de darle un salto de calidad a la tenencia e incidir en campo rival (dio un pase clave y completó seis de siete envíos largos), el ex Rosario Central también ayudó en defensa, con 12 recuperaciones y un par de quites. Para el rol que desempeñó le vino muy bien que José Mourinho lo utilizara como doble 5 en el Tottenham a principio de año, ya que sumó sentido posicional y más nociones defensivas.
Su compañero en el medio también sobresalió, ya que Leandro Paredes mostró un alto nivel y completó una ventana positiva. Elemento importante de la estructura argentina, el del PSG estuvo sólido en defensa (15 recuperaciones, muchas por ubicación, más cuatro intercepciones y un quite) y desplegó su habitual capacidad ofensiva (dio tres pases clave), con claridad en el inicio de las jugadas y una gran asistencia para el gol de Lautaro.
El punto bajo del tándem pasó por los pases que en varias ocasiones filtró Perú entre los dos y a sus espaldas.
Entre los dos mediocampistas pudieron conectarse muchas veces con Messi, algo que, más allá de los espacios que dejó el combinado de Ricardo Gareca, marca la calidad de la circulación albiceleste y explica, en parte, por qué el capitán sobresalió. Aparte de todo lo bueno que hizo con la pelota, aun a falta de un gol que hubiese coronado una actuación estelar, pudo recibir con frecuencia entre líneas para desequilibrar desde ahí.
Luego de un partido en el que bajó tanto a buscar el balón, que pudiera permanecer arriba y comenzar desde tres cuartos de la cancha, especialmente en el segundo tiempo, fue una buena noticia para el equipo y una facilidad para él. Con movimientos por delante que le abrieron espacios y le dieron líneas de pase, se lució como lanzador.
También cumplió con un gran esfuerzo defensivo, aunque por pasajes, sobre todo en los 45′ iniciales, quedó encargado del retroceso por derecha y debió bajar excesivamente.
Sin embargo, el partido también dejó puntos a corregir en el aspecto defensivo. Por momentos el equipo fue muy largo, ofreció espacios en el medio y detrás de la última línea y tuvo fallas en la coordinación, además de que en las pelotas paradas en contra hubo algunas dudas. No fueron desajustes determinantes y Perú dispuso de recursos ofensivos como para desequilibrar, aunque son cuestiones que merecen atención. Sin Nicolás Otamendi (suspendido) en el próximo compromiso, en marzo llegará el momento de probar alternativas.
En el balance general, la doble fecha sirvió para ratificar el buen andar en el inicio del camino hacia Catar 2022 y mostró que Lionel Scaloni comienza a afirmar distintas pautas. Principalmente, el uso del 4-4-2 como base, más allá de la flexibilidad en ataque, con un extremo por izquierda y un Rodrigo De Paul de doble función (con presencia interna en campo contrario y retroceso por afuera) por derecha, y el alejamiento del mediocampista del Udinese del doble 5, algo que varió luego del debut con Ecuador después de haber sido una constante en el ciclo a partir de la Copa América 2019. Asimismo, los integrantes de la defensa, más allá de alguna fragilidad, parecen firmes en la cabeza del entrenador.
Sentadas las bases y comenzadas las Eliminatorias con firmeza, el desafío ahora pasa por la regularidad, tanto dentro de los partidos como a lo largo del tiempo. Con una próxima ventana de una complejidad mucho mayor, la vara se elevará y eso deberá ser acompañado por un salto de calidad colectivo.
Crédito de la foto de portada: AFP.
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