El PSG venció al Madrid (1-0) a partir de un gran trabajo colectivo, basado en el rodaje de un mismo plan y la unidad para aplicarlo, y tomó ventaja en la serie.
«Creo que lo más importante es tener las ideas claras y el convencimiento de que lo que vamos a hacer es lo adecuado y lo correcto. Podemos proponer o compartir (ideas), los futbolistas también pueden estar más o menos de acuerdo, pero yo creo que lo más importante (a trabajar) en estos tres entrenamientos que hemos tenido es estar todos convencidos de que el camino que vamos a aplicar para competir es el mejor. Cuando el equipo está convencido, es capaz de cualquier cosa. Con el talento que tiene, yo creo que ahí está la clave». Con esas palabras contestó Mauricio Pochettino una consulta en la conferencia anterior a la ida con el Real Madrid sobre en qué se había enfocado en los días previos, en una respuesta que se reflejó en el campo: con decisión y un trabajo en conjunto, el Paris Saint-Germain ganó (1-0) y se adelantó en la serie de octavos de la Champions League. Desde su sincronización colectiva y claridad de ideas, los parisinos dominaron claramente y lograron la ventaja en el Parc des Princes.
En un trámite que entró dentro de lo esperado, por cómo habían afrontado otros partidos grandes los de Carlo Ancelotti (en especial ante el Barcelona) y la continuidad que le ha dado a su plan el técnico argentino, el PSG controló la pelota -tanto por su deseo propio como el del rival, que optó por retrasarse- e hizo pesar su buen pie. El predominio en la posesión llegó a partir de una propuesta que ya es costumbre en sus últimos encuentros: un 3-4-3 para atacar, con los laterales lanzados al ataque y Danilo Pereira pendiente de cuidar la espalda de Achraf Hakimi, en el que Marquinhos, Leandro Paredes y Marco Verratti inician el juego y cuentan con la ayuda de un Lionel Messi -reencontrado con el rol de falso nueve- que se retrasa para generar superioridades, más un Kylian Mbappé que desde el centro a la izquierda es un amenaza entre líneas, al espacio o en el uno contra uno. El rodaje que de esta propuesta en sus presentaciones anteriores, algo que sucedió prácticamente por primera vez en la temporada, resultó clave para fortalecer las conexiones y lograr que todos se compenetraran con la idea.
Más allá de en las situaciones ofensivas, esto resultó especialmente importante para el apartado defensivo y para la principal virtud del equipo de Pochettino en el partido: la presión. El especial énfasis en este aspecto del santafesino, quien a lo largo del 2022 se encargó de remarcar la búsqueda de un bloque más compacto, se tradujo en un trabajo sincronizado que anuló al Madrid. Partiendo del esfuerzo de Mbappé y, sobre todo, Ángel Di María ante salidas desde atrás (en saques de arco o reinicios) y de la lectura y la rápida reacción de Paredes y Verratti cuando había una pérdida, el conjunto parisino evitó que el visitante pudiera progresar con regularidad.
«Hicimos una muy buena presión, creo que cortamos los circuitos de juego colectivos que genera el Real Madrid. Sobre todo en la construcción, con jugadores increíbles como (Luka) Modrić, Casemiro y (Toni) Kroos que abastecen a los futbolistas ofensivos«, señaló el entrenador argentino. Y agregó: «Creo que hemos recuperado muchos balones en campo contrario, hemos puesto incómodo al Real Madrid y lo hemos forzado a jugar balones en largo. Me gustó el esfuerzo que ha hecho y el compromiso del equipo para trabajar en los momentos sin el balón. Hemos tomado riesgos que hemos compensado bien, y hemos evitado que el Real Madrid pudiera construir. Han llegado muy pocas veces». La valentía a la que se refirió el nacido en Murphy se relaciona con los espacios que había a la espalda de la defensa, que se plantó prácticamente en la mitad de la cancha. Con una presión que, entre dos disposiciones diferentes (ver arriba), marcaba individualmente y casi siempre quedaba mano a mano atrás (en algunas acciones dejó libre al lateral del lado opuesto al de la pelota, aunque no fue algo muy frecuente), podía quedar expuesto, pero la coordinación del medio hacia arriba fue buena y la última línea se desenvolvió bien cuando se encontraba en situaciones de tres contra tres.
Si bien el local podía sufrir con los desmarques de Vinicius, no lo hizo porque se impuso en el duelo (tanto con un Danilo contundente como con un Hakimi veloz para retroceder) o, principalmente, porque directamente evitó que lo buscaran («Hemos encontrado la forma de desconectar sus puntos fuertes en el juego, en el cual a través de la construcción de sus medios empiezan a dominar y a llevarte a campo propio», dijo Pochettino). Entre los jugadores del Madrid con al menos una titularidad en esta Champions, Kroos y Modrić se ubican primero y tercero en intervenciones por 90′ según FBref.com, con 105,8 y 91, respectivamente. En el Parc des Princes, la solidez del anfitrión dejó al alemán en 91 toques (casi 15 menos) y al croata en 65 en 82′ (que serían 71,3 en 90′, casi 20 menos). Al neutralizar a quienes le dan calidad a la salida rival (sumado, con una menor jerarquía, David Alaba), el PSG recuperó mucho en campo contrario (ver abajo) y desactivó prácticamente cualquier amenaza (apenas enfrentó tres remates).

Superior desde su posesión y su presión, el conjunto parisino no convirtió antes o ganó por más margen por falencias propias y virtudes ajenas. Algo que se volvió a notar es que con esta disposición, en la que Messi se retrasa mucho y por momentos Mbappé queda muy abierto, suele quedarse corto de jugadores en el área una vez que profundiza («Creo que en el último tercio nos faltó un poquito más de agresividad, de presencia, de interpretar mejor los espacios y de saber cuándo atacar», aseguró el técnico argentino). Sumado a cómo cerró el carril central el Madrid y lo bien que funcionó su núcleo defensivo, con un Thibaut Courtois gigante en el arco (de acuerdo con WhoScored.com, realizó su máxima cantidad de atajdas en un compromiso con un club, con ocho) y el destacado trabajo de la zaga central (sobre todo de Éder Militão) y de Casemiro, finalmente no se dio el asedio que un dominio de ese tipo podía generar (más allá de que hubo chances claras y hasta un penal).
En ese escenario, quien terminó de provocar la victoria fue Mbappé. Con un rendimiento estelar, fue un dolor de cabeza al desequilibrar por afuera (completó 4/6 regates) y combinarse con otros compañeros. Su habitual determinación volvió a generar un gol tardío (de los 85′ en adelante, en la temporada es el octavo tanto del equipo para empatar o ganar), que esta vez -al contrario de otros compromisos- no refleja dificultades en el trámite. Así lo analizó Pochettino: «Puedes ganar un partido en el último minuto, puedes ganar dos y quizá puedes ganar tres, pero ya cuando se muestra esa fortaleza mental, siempre se va a buscar, hay predisiposición y se cuenta con una buena forma física, tiene mérito». Desde su enfoque, su convicción y su continuidad en la idea, el PSG volvió a sacar un extra en los instantes finales y se adelantó en el duelo de pesos pesados.
Crédito de la foto de portada: @PSG_espanol.
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