Con un opaco rendimiento, el equipo parisino no pudo sostener su ventaja y cayó con Lorient por 3-2. Así, sufrió la primera derrota del ciclo y quedó tercero.
«Parece que después de una semana entrenando fue nuestro peor partido. Estamos trabajando a medio y largo plazo y los jugadores van a mejorar. Lo de hoy fue un accidente y tenemos que seguir adelante», aseguró Mauricio Pochettino en el canal del club después de una sorpresiva derrota por 3-2 en la visita al Lorient, que representó la primera caída del santafesino en el PSG y el retroceso al tercer puesto de la Ligue 1. Si bien el anfitrión compartía el último lugar de la tabla antes de jugar, a partir del pitazo inicial disimuló las diferencias y logró una agónica victoria.
Desde el principio quedó claro que los dirigidos por Christophe Pellissier tenían cómo complicar al conjunto parisino, ya que en los primeros 7 minutos se acercaron tres veces al arco de Sergio Rico. Esa tendencia se mantuvo durante casi toda la mitad y especialmente hasta los 35′, cuando Laurent Abergel abrió el marcador en una jugada que evidenció las dudas defensivas en la visita (Danilo Pereira y Presnel Kimpembe no pudieron rechazar).
El planteo del dueño de casa consistió en congestionar la zona central del campo y cerrar los caminos internos para negar asociaciones por adentro. De esa manera, con un 5-4-1 compacto y estrecho, neutralizó varias de las virtudes que había mostrado el PSG en el 4-0 al Montpellier. Una semana atrás, en el segundo -y mejor- de los tres encuentros de la era Pochettino en los que Ángel Di María, Neymar y Kylian Mbappé compartieron once, el tridente se había lucido en base a tres puntos: una correcta ocupación de espacios más allá de las libertades posicionales (siempre con uno o dos jugadores fijando y «empujando» a la defensa para generar lugares entre líneas), movimientos complementarios para abrir y aprovechar huecos y constantes desmarques detrás de la última línea.
Con tres centrales que permitieron una superioridad numérica sobre Mauro Icardi y Mbappé (generalmente los dos futbolistas más adelantados) y cuatro mediocampistas más pendientes de lo que sucedía en el carril central que en los externos -ya que los carrileros, Houboulang Mendes y Jérôme Hergault, podían tomar a Alessandro Florenzi y Layvin Kurzawa-, el Lorient consiguió evitar desajustes y defendió mayormente de frente, lo que siempre facilita las tareas de recuperación. Ese contexto, con poco margen para que los delanteros realizaran rupturas por la baja altura del bloque y caminos internos tapados, afectó a Leandro Paredes y Pereira.
Además, el inicio de los ataques perdió calidad sin Marquinhos (por precaución tras haber salido por una molestia contra el Montpellier), Abdou Diallo y Marco Verratti (ambos contagiados de coronavirus). Ante la ausencia de los envíos largos del brasileño, las conducciones del francés y la habilidad del italiano para atraer y liberar, la tarea recayó especialmente en los dos mediocampistas (sin ser negados, Thilo Kehrer y Kimpembe no tienen la misma capacidad en este aspecto), que debieron jugar mucho hacia los costados y pudieron verticalizar poco (ver abajo). Como el portugués no tiene una técnica tan fina y se destaca más en la recuperación -de hecho, arriesgó poco con el balón-, el argentino quedó como gran responsable de generar progresiones, aunque bajó su número de intervenciones y no consiguió filtrar tanto como en compromisos previos.
La menor influencia de Paredes (tocó 83 pelotas y completó 71 de 77 envíos, marcas más bajas en el ciclo Pochettino después de las del debut ante el Olympique de Marseille, cuando sumó 109 y 85/90 y fue uno de los más destacados) se debió también a cómo absorbió juego Neymar. El brasileño, que obviamente es el futbolista más preponderante del equipo, intervino 115 veces en el partido, 32 más que cualquier otro compañero (el ex Boca y Roma y Kurzawa). Si bien eso puede ser -y generalmente es- positivo, porque el mejor participó más veces, esta vez no resultó tan favorable.
Principalmente porque, al no poder recibir tanto en la zona central y alrededor del doble 5 como en encuentros anteriores, muchas veces tomó contacto con la pelota lejos del arco de Matthieu Dreyer (ver abajo). Luego, porque el ataque se concentró casi exclusivamente por la izquierda, con apenas un 21% de avances por derecha en los 90′ ( y 18% en los 45′ iniciales), lo que redujo los focos de atención y minimizó las posibles apariciones sorpresivas por la derecha como lado débil (lo que sucedió, por ejemplo, en dos de los cuatro tantos al Montpellier).
Además, el brasileño no logró encontrarse con los otros integrantes del tridente como otros días, lo que lógicamente disminuye el potencial del ataque. Esto se dio por el buen trabajo del Lorient, por cómo concentró posesiones Neymar y por el menor aporte de Di María (54 toques, 24 pérdidas y 2/10 en centros; aunque por tramos se movió bien, estuvo impreciso para el pase final) y Mbappé (51 y 21, respectivamente, y 1/5 en regates y 1/10 en duelos).

Por eso, el PSG no diversificó su ataque, no logró girar al Lorient (moverlo de su disposición de base para que no defendiera de frente) y por momentos terminó atascado. Si bien hubo algunos chispazos de su juego habitual (el primer penal llegó tras una combinación entre Neymar y Mbappé) y mejoró en el segundo tiempo, el conjunto parisino sumó fallas defensivas (en el 2-2 hubo alguna descoordinación y en el 3-2 nadie se quedó atrás por una posible contra) a los problemas ofensivos y redondeó su peor actuación en el ciclo.
«En el descanso les dije que éramos demasiado lentos con el balón. Fue difícil encontrar espacios. Lorient estaba haciendo un gran esfuerzo. Encontramos algunos en la segunda parte, pero es una pena que el partido se perdiera en dos acciones», analizó Pochettino en conferencia de prensa. Además, señaló: «Es fútbol. Nunca hemos estado en el ritmo que queríamos imponer. No debemos olvidar el mérito del rival. Solo mantuvimos el ritmo en la segunda parte cuando controlamos el juego en 2-1. Estoy triste y decepcionado con el resultado».
Aparte de la decepción que significa perder la cima del campeonato, la derrota detuvo la línea ascendente que había mostrado el equipo en los cinco encuentros anteriores. El próximo compromiso es el miércoles a las 17 ante el Nîmes Olympique, que puede servir para recuperar sensaciones positivas y dejar esta caída como un accidente antes de visitar el domingo 7 al Olympique de Marseille.
Crédito de la foto de portada: David Vincent/AP.
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