Golpe de autoridad del PSG en el Camp Nou

Los parisinos apabullaron al Barcelona con un trabajo colectivo serio: crecieron desde Marquinhos, Paredes y Verratti y castigaron con un Mbappé estelar.

Si la Champions League es un desafío tan mental como futbolístico, por el peso del manejo de las emociones y el clic necesario para competir (como expresó Mauricio Pochettino en «Un mundo nuevo», el libro que escribió con el periodista Guillem Balagué), en el Camp Nou el Paris Saint-Germain cumplió con una nota alta en ambas facetas. No extrañó a Neymar y Ángel Di María, dos de sus figuras y sus principales focos creativos en 3/4 de la cancha, y con un sólido desempeño colectivo dominó al Barcelona estratégica y anímicamente para llevarse un 4-1 que deja la serie a su favor de cara a la vuelta.

El plan del conjunto parisino consistió de varios puntos clave que, por su buena aplicación, facilitaron el que probablemente sea el encuentro más redondo del corto ciclo del santafesino, por la constancia en el rendimiento (no sufrió salvo un lapso después del 0-1) y el escenario. A partir de una banda izquierda elegida para progresar y lastimar -algo repetido del reciente 2-1 al Nice-, el manejo de tiempos de Leandro Paredes y Marco Verratti, el contexto para que Kylian Mbappé brille y castigue una y otra vez y el control sobre Sergio Busquets y las recepciones entre líneas de Lionel Messi y Pedri, construyó un dominio que se tradujo en la contundente victoria.

Desde una distribución flexible, con la apuesta de un Moise Kean en racha (jugó muy bien en la derecha, con compromiso en el campo propio y desequilibrio en el rival, y convirtió por tercer partido en fila para llegar a cinco goles en los 566′ que disputó con el argentino) por sobre un Pablo Sarabia de perfil más similar a Di María y un Verratti que alternó entre mediapunta y tercer mediocampista sin que eso afectara la disposición colectiva, el PSG enfocó el sector defendido por Sergiño Dest y Ousmane Dembélé para atacar. Fueron constantes los pases largos hacia ahí para que Mbappé tuviera un duelo individual con el lateral estadounidense o, si se paraba más adentro, lo arrastrara para darle margen a las proyecciones de Layvin Kurzawa. Por la preponderancia en los avances (45% fueron por ahí) y por las ventajas generadas (tanto si la jugada la terminara ese tándem como si luego se buscara cambiar a la derecha), ése fue el lado fuerte de los parisinos, que generaron mucho de esta manera.

Para eso resultó fundamental la pegada de Marquinhos y Paredes. Con el argentino, quien más había explotado esto frente al Nice, más tapado (Frenkie de Jong le estuvo bastante encima, sobre todo cuando el Barcelona presionó más arriba, aunque en el segundo tiempo jugó más libre), el brasileño aprovechó las libertades que tuvo para orientar la tenencia. Ambos apuntaron mucho la izquierda (ver abajo) y con mucha precisión: el ex Roma completó 7/9 pases largos, mientras que el ex Boca entregó 5/6. Sin contar a Keylor Navas, fueron los dos jugadores parisinos que más envíos de ese tipo intentaron.

Este plan ofensivo fue una de las razones por las que el PSG inclinó la balanza a su favor después de 20′ parejos (y de sentir el impacto del 0-1 por unos minutos). Con un tándem que funcionó bien entre Kurzawa y Mbappé, quienes nunca se encimaron y se distribuyeron los espacios, varias veces aprovechó el mal retroceso de Dembélé para instalarse en campo rival o para profundizar (algo que también se vio en la derecha, con la participación decisiva de Florenzi a espaldas de Antoine Griezmann en el segundo tanto). Un ejemplo claro fue el empate, en el que la pelota llegó al fondo con el pase cruzado de Marquinhos y Verratti -que volvió a dar una asistencia dentro del área, como en el 1-1 ante el Saint-Étienne en el debut del ciclo Pochettino– recibió del lateral para habilitar la genialidad del atacante francés.

El 1-1: el PSG movió la pelota de izquierda a derecha y volvió a la izquierda, con el pase largo de Marquinhos hacia un Kurzawa que, liberado porque Dest fue arrastrado hacia adentro, dejó para Verrati, que habilitó a Mbappé.

A esa búsqueda en la izquierda se sumó un estupendo trabajo de Paredes y Verratti para manejar los tiempos del partido, la base de la clara superioridad del PSG en la segunda etapa. Lo del italiano, que reapareció tras perderse dos compromisos por un golpe en la espalda, fue fundamental por su conocida capacidad para recibir presionado, proteger el balón y darle un buen destino, algo muy útil para salir con claridad. Ambos redondearon un rendimiento completísimo, con mucha injerencia en la posesión y una gran aplicación para cumplir con el punto más destacado de la estrategia defensiva: reducir la influencia de Busquets y evitar al máximo las apariciones entre líneas de Messi y Pedri.

El mediocentro español, termómetro del juego del Barcelona, estuvo vigilado y participó poco para organizar: en los 78′ que disputó intervino 58 veces, número muy por debajo de su promedio en Champions (llegaba con 54 en 44,5′ de media, lo que se traduce en 94,6 por 78′). Además, los dirigidos por Pochettino demostraron mucha disciplina para reducir los espacios entre defensa y mediocampo y hubo una gran tarea de los volantes (principalmente, Paredes, Verratti y Ander Herrera) para evitar que se filtraran pelotas a su espalda, relojeando constantemente para bloquear líneas de pase (ver abajo).

Que apenas se dieran tres recepciones detrás del medio para profundizar (una sola derivó en una ocasión, en la que Presnel Kimpembe bloqueó un remate de Griezmann) y que el capitán del Barça se alejara y retrocediera para participar reflejan ese ejercicio grupal. Al incomodar las salidas, negar la sociedad entre Messi y Pedri y neutralizar las proyecciones de Jordi Alba por izquierda (Alessandro Florenzi cortó varios envíos), el conjunto parisino bloqueó los principales caminos del dueño de casa y se mantuvo sólido.

Verratti (abajo) miró y se perfiló para tapar el pase a Messi (1); Paredes (arriba) tapó dos veces el envío hacia Pedri (2); Herrera (abajo) relojeó a Pedri y bloqueó la línea de pase (3); Verratti (arriba) observó a Messi y cerró el camino (4).


Todo eso fue coronado por un Mbappé estelar, la gran figura del partido. Atacando espacios o en el uno contra uno, asumió el liderazgo dejaron vacante Neymar y Di María y coronó una actuación espectacular con su hat-trick. Aunque en algunos encuentros del ciclo había estado algo errático en los duelos individuales e impreciso en la definición, contra el Nice ya había sido importante en el planteo y en el resultado y en el Camp Nou apareció en toda su dimensión: imparable cuando quedó aislado con Dest (completó 10 de 11 regates) y a campo abierto, fue un dolor de cabeza permanente.

El contexto fue importante, tanto por ese enfoque sobre la izquierda como por las libertades que recibió en defensa: como el lateral derecho del Barcelona generalmente permanece retrasado, el francés pudo quedar descolgado y ser una opción de pase clara ante cada recuperación parisina. Si bien ayudó en algunas ocasiones a Kurzawa frente a Dembélé, su posición más alta le permitió al PSG tener salida y le facilitó a él el recorrido hacia adelante. Lo aprovechó con creces, sobre todo cuando en los 15′ finales se dieron más contraataques a partir del repliegue parisino y de los habituales cambios de Ronald Koeman en las situaciones de desventaja, al sumar delanteros en reemplazo de mediocampistas o defensores y desproteger la última línea.

Todo eso fue potenciado por la determinación con la que jugó, algo que se encargó de remarcar Pochettino en conferencia con una linda historia: «Kylian se sentía tranquilo antes del partido. En el entrenamiento de ayer me preguntó cuántas veces había ganado en el Camp Nou. Le dije ‘Una, con el Espanyol’ y me respondió: ‘Bueno, mañana ganarás la segunda’. Ahora, cuando terminó y nos vimos en el campo, me comentó: ‘Te dije, has ganado la segunda'».

Completado el que probablemente sea el mejor rendimiento del ciclo, por la constancia y la instancia, para el conjunto parisino es momento de mantener la línea ascendente para seguir el camino hacia la identidad y flexibilidad apuntadas por el argentino. Después de disfrutar de este golpe de autoridad, tocará enfocarse en los siguientes compromisos, como señaló el santafesino: «Cuando ganas sólo puedes estar feliz, y esta noche la actuación fue excelente. Los jugadores merecen esta victoria y estamos muy orgullosos de ellos y de su juego esta noche. Ahora debemos centrarnos en el partido de Monaco. Esta noche sólo ha sido el partido de ida y todavía queda la vuelta por jugarse en Paris, pero este equipo ha demostrado que cuando juega así es capaz de todo».

Crédito de foto de portada: Joan Monfort/AP.

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