Encolumnada detrás de un Messi estelar, la Selección superó a Ecuador (3-0) y está en semifinales, donde enfrentará a Colombia por un lugar en la definición.
«Vamos por el golpe. Estamos convenidos y lo seguimos todos a él (Messi). Creo que hoy se vio un Leo interesante, que marca la diferencia siempre. Nosotros vamos a acompañarlo en todo, como venimos haciendo. Todos tirando para el mismo lado», aseguró en TyC Sports Lautaro Martínez, quien convirtió el segundo tanto de la goleada por 3-0 a Ecuador y así elogió a su asistidor, Lionel Messi. En la misma señal y en la misma línea declaró quien pudo haber marcado tras un pase del rosarino y no logró romper su sequía con la Selección en este 2021, Nicolás González: «Messi nos sorprende día a día. Nos contagia a nosotros y eso se ve demostrado dentro de la cancha. Siempre intenta estar positivo, nos da confianza y esa alegría que necesitamos. Hay que seguir por este camino y hay que disfrutarlo». Y el último elogio del día llegó del entrenador, Lionel Scaloni, en conferencia: «Creo que lo mejor que nos puede pasar como amantes del fútbol es que juegue hasta la edad que pueda y que lo disfrutemos. Nada más. Como amante del fútbol deseo que pueda jugar y que lo podamos disfrutar, porque incluso los propios contrarios lo disfrutan cuando juegan en contra».
Todas esas frases no sólo reflejan el nivel del capitán albiceleste, sino su importancia y su liderazgo dentro del equipo. De un muy buen partido a otro, con picos de nivel muy altos, en esta Copa América está brillando y es quien marca el camino, como si fuera una estrella (no) fugaz. Desde la cantidad (con 59 toques fue el jugador con más intervenciones en el encuentro) y la calidad de sus participaciones, el «10» fue la principal fuente de desequilibrio y el gran argumento por el que la Selección goleó.
Ingenioso y preciso (en los goles, sus ejecuciones estuvieron a 10 centímetros o menos de quedar en nada), Messi participó en los tres tantos y en casi todas las ocasiones (dio 5 pases clave). Fue uno de los principales lanzadores de la Selección en una propuesta más vertical, que optó por realizar ataques más directos y volvió a convertir de esa manera (el 1-0 y el 2-0), algo que llevaba tiempo sin hacer con consistencia (hasta el 4-1 a Bolivia apenas dos de las últimas 21 anotaciones habían sido por esa vía) y ahora ha empleado para generar tres de los últimos cinco gritos.
Porque la Selección eligió no circular tanto la pelota y llegar en pocos envíos, como lo reflejan las condiciones en las que creó sus 16 remates de jugada: 15 se dieron tras construcciones de seis pases o menos, con 13 luego de cuatro o menos. Esto se debió a lo adelante que defendió Ecuador, con mucho espacio detrás -Lautaro Martínez, que dispuso de dos chances de esta manera, y Nicolás González se pararon constantemente contra la última línea-, y seguramente a la amenaza de los contraataques contrarios, que se podrían haber producido con más regularidad si la búsqueda era una posesión más paciente y se daban más pérdidas con el conjunto desplegado (sobre todo por el mal estado del campo y la presión rival, que se iniciaba cerca de la mitad de la cancha).
Ese peligro en las transiciones de los dirigidos por Gustavo Alfaro llevó a otro ajuste: las posiciones de Rodrigo De Paul y Nahuel Molina. El mediocampista se movió más por afuera y no tanto por el centro, como hace habitualmente, y fue quien más se encargó de ser una referencia por derecha (luego eso quedó para Ángel Di María, de muy buen ingreso). En cuanto al lateral, su ubicación resultó mucho más retrasada que en sus otras dos titularidades, sin tantas proyecciones hasta el último tercio y con más presencia en la mitad de la cancha (ver abajo). Esto probablemente se hizo para intentar retener a Pervis Estupiñán (con alguien casi permanentemente en su sector) y para tener un futbolista detrás preparado para tomar sus carreras.



Con esa disposición, que en números fue más un 4-4-2 que un 4-3-1-2 (cuando De Paul se cierra para juntarse con Leandro Paredes, Giovani Lo Celso y Messi y González acompaña a Martínez), Argentina no sufrió contraataques del combinado tricolor. Por momentos le faltó una pausa y un mayor control, pero logró su objetivo de neutralizar ese apartado. Por donde se vieron algunas grietas fue en el juego directo y en la defensa de las bandas.
Si bien en su compromiso en la Copa América con más duelos aéreos disputados (15, dos más que en el debut ante Chile) los centrales lograron controlar la mayoría de las acciones (Germán Pezzella ganó 6/7 y Nicolás Otamendi, 5/8), Enner Valencia se las arregló para complicar en dos o tres ocasiones. Asimismo, los de Alfaro lograron profundizar por afuera, algo lógico por su tendencia y su capacidad (en la fase de grupos promediaron un 76% de avances por los costados y en el encuentro fue un 72,2%): Estupiñán y el escurridizo Gonzalo Plata generaron algunas llegadas de peligro por las orillas del campo.
Aunque no resultó un agobio, la Selección necesitó del ingreso de Guido Rodríguez por Paredes para reforzar la mitad de la cancha. Con su conocido cambio de postura tras abrir el marcador (en el primer tiempo promedió un 59% de tenencia, pero de los 40′ a los 45′ tuvo un 37% y tras el entretiempo bajó a 35%), el mediocampista del Betis aportó más solidez en defensa. Es algo con cierta lógica, tanto por las características de cada uno (él «gana» en esta faceta, pero en ataque aporta más el hombre del PSG) como por cómo elige presionar el equipo de Scaloni: cuando va arriba, una vez que orienta la pelota a una banda hace persecuciones en ese sector para tener referencias individuales (se vio claramente en Eliminatorias ante Chile). Esto no potencia ni «protege» al ex Boca, ya que no es un futbolista ágil como para cubrir mucho espacio o retroceder rápidamente cuando pasa el balón su línea. Además, por decisión estratégica o individual, el ex River defiende más en zona y no sale tanto de su posición (ver abajo), lo que en este partido hizo un De Paul que pasó a jugar a su lado con los cambios.


Esa modificación en el doble 5 sirvió para reajustar el medio, cerrar mejor los espacios y sentenciar el duelo. Liderada por Messi, la Selección avanzó y dio otro paso en Brasil en su sueño de ser campeón. En busca de llegar a la final, el siguiente obstáculo es una Colombia que seguramente intentará plantear un partido cerrado.
Crédito de la foto de portada: EFE.
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