Entre pruebas, un empate que suma

Clasificada, Argentina igualó con Ecuador (1-1) en un duelo útil para medir niveles. A falta del partido pendiente con Brasil, cerró las Eliminatorias con puntos positivos.

Después de haber vivido una fiesta frente a Venezuela, la Selección Argentina encaró el «final» de las Eliminatorias (fue el partido correspondiente a la última fecha, aunque aún debe disputarse el clásico pendiente con Brasil) con el objetivo de mantener su sonrisa y sostener su buen momento. De nuevo en Ecuador para terminar la fase clasificatoria, el escenario era muy distinto al contexto límite del sinuoso camino hacia Rusia 2018: con el boleto asegurado hace tiempo, el enfoque de Lionel Scaloni y su cuerpo técnico para la última ventana de encuentros se centró en evaluar jugadores (también en los entrenamientos) y afirmar la reformada identidad (adaptada en el medio del trayecto). Con un once que incluyó cuatro cambios, la decepción por el tardío empate (1-1) no evitó que el compromiso sirviera para sacar conclusiones individuales.

Aun así, el inicio del juego fue muy favorable al local. A partir de una presión en un bloque medio, dispuesto para robar y contraatacar, los dirigidos por Gustavo Alfaro evitaron que la Albiceleste progresara en el campo y aprovecharon su velocidad. Lo hicieron principalmente por izquierda, a partir de Romario Ibarra y Pervis Estupiñán: el 63,2% de sus avances durante los 20′ iniciales se dio por ahí, con un 54% en el primer tiempo -y un mucho menor 23,8% durante el segundo. Quienes más sufrieron esos ataques fueron Gonzalo Montiel y Lucas Martínez Quarta, quienes no lograron vigilar correctamente a sus marcas ni se impusieron en los duelos. Además, las imprecisiones de la Selección en la salida agrandaron esos problemas, al tener pérdidas que le ofrecían al rival un contexto propicio para lastimar (con sus hombres de frente y espacios para lanzarse).

Pero Argentina creció cuando pudo bajar el ritmo y encadenar pases. Eso le permitió restarle ímpetu a Ecuador, ganar confianza y empezar a descubrir las grietas del sistema defensivo contrario: los huecos entre los mediocampistas y detrás de ellos. Cuando los de Scaloni pudieron instalar su tenencia más cerca de la división central del terreno, consiguieron explotar esos sectores a partir de su buen pie y de las distancias entre las líneas y entre las piezas (sobre todo a los costados de Carlos Gruezo). Se reflejó en la apertura del marcador, en una acción en la que Rodrigo De Paul y Alexis Mac Allister se ofrecieron en esas zonas intermedias y provocaron el desequilibrio: sumada la intervención de Lionel Messi, esa combinación por adentro facilitó la aparición por sorpresa de Nicolás Tagliafico para asistir de gran manera a Julián Álvarez.

El gol le dio calma al conjunto albiceleste, que mantuvo la ventaja sin demasiados sobresaltos. En un segundo tiempo de menor ritmo y más fricción, el juego se mantuvo parejo hasta el final. Sin tantas ocasiones claras, el discutido penal del final derivó en una igualdad que no modifica excesivamente las conclusiones del compromiso. Colectivamente, la Selección mostró que mantiene esa mezcla de juego y temple para competir en cualquier tipo de partido. En lo individual, distintos futbolistas aprovecharon sus oportunidades: Gerónimo Rulli exhibió sus recursos abajo de los palos y para controlar el área; Tagliafico demostró que tiene con qué disputarle la titularidad a Marcos Acuña, sobre todo desde su solidez defensiva y criterio para proyectarse; Mac Allister tuvo detalles interesantes que reflejan que puede acoplarse perfectamente al mediocampo, aunque aún puede soltarse y arriegar más, y Álvarez dejó en claro que tiene versatilidad e instinto como para aportar. En el lado negativo quedaron Martínez Quarta y, en menor medida, Montiel, quienes mejoraron con el correr del compromiso, pero no completaron un rendimiento que les permitiera subir en la consideración.

Con una identidad marcada, un ambiente inmejorable y varias opciones de calidad para configurar el once y el plantel, Argentina «cerró» unas Eliminatorias que atravesó con solidez. De menor a mayor en su nivel, puede esperar el sorteo del Mundial con la seguridad y confianza. A falta de los últimos meses hacia la cita, los de Scaloni afrontan la recta final luego de un proceso que, con distintas etapas y un crecimiento paulatino, los tiene en una muy buena posición.

Crédito de la foto de portada: Reuters.

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