Cristian Romero: un defensor imponente

Por su agresividad y lectura, el Cuti sobresale en el Atalanta y pide pista para la Selección. Análisis del central argentino de mejor rendimiento en las Ligas top.

A partir de rendimientos dominantes ante equipos de la jerarquía ofensiva del Liverpool, Ajax, Inter, Milan y Napoli, el nombre de Cristian Romero empezó a resonar hasta instalarse como uno de los más destacados de la temporada 2020/21 en cuanto a marcadores centrales. Llegado al Atalanta cedido desde la Juventus, el cordobés de 22 años ha mantenido su desarrollo tras dos buenas temporadas en un Genoa irregular (se asentó rápidamente, como lo refleja que fue uno de los futbolistas nacionales que más minutos jugaron tras pasar de Argentina a uno de los cinco torneos más importantes de Europa, y jugó muy bien a pesar de haber tenido seis entrenadores distintos) y ha dado otro salto de calidad.

Su encaje en el equipo de Gian Piero Gasperini asomaba favorable para ambas partes, por características individuales y estilo colectivo, y así ha sido: el Cuti lleva 2122′ en la temporada -incluidos 446′ de 540′ posibles en la fase de grupos de la Champions-, es el sexto jugador del plantel con más minutos (tercero entre defensores) y ha mostrado un gran nivel. El saldo positivo de esa unión quedó claro desde el inicio, como también lo sintió el ex Belgrano. Recientemente, en una buena entrevista con La Gazzetta dello Sport, subrayó: «Sabía que era lo justo para crecer, para jugar, pero no esperaba adaptarme así de rápido al sistema de juego del míster. Todavía sé que tengo que mejorar mucho y debo seguir haciéndolo bien. Tengo que mejorar en todos los aspectos, en tantas cosas que me mandan. Pienso que con este míster, que siempre me está atrás, puedo crecer muchísimo. Siempre está ahí queriendo que crezca en todos los aspectos. Un técnico como él, que me mira, que me dice las cosas que hice mal y que hice bien, es muy importante. Tenerlo en el inicio de mi carrera es importante».

Tras su buen andar dentro de la inconsistencia del conjunto genovés («Los dos años que estuve en el Genoa fueron diversos. En el sistema de juego, la mentalidad del equipo y tantas cosas», dijo en el diario italiano), en Bergamo rápidamente se ha ganado un lugar y ha logrado brillar en el plano local y también internacional, con su aparición en competiciones europeas. «El debut en la Champions era un objetivo mío para esta temporada. Pienso que fue la decisión correcta venir al Atalanta para seguir creciendo y destacarme. El entrenador, el club, todos me han hecho sentir uno de ellos desde el primer día», aseguró en noviembre en el canal del club (ver abajo).

Además, en la página de la UEFA profundizó sobre sus progresos y su vínculo con Gasperini: «Desde mi llegada a Italia siempre me he encontrado con entrenadores que me han ayudado mucho a mejorar tácticamente: (Ivan) Jurić, (Cesare) Prandelli y por poco tiempo también Thiago Motta. He mejorado mucho, pero desde que me uní al Atalanta siempre aprendo. Me despierto todos los días con ganas de aprender algo nuevo porque tengo un entrenador al que quiero escuchar y que creo que puede ayudarme a mejorar. Creo que este año he mejorado mucho desde el punto de vista táctico, corregí los errores que cometí antes de mi llegada a la Serie A. Ahora creo que he encontrado una cierta continuidad de rendimiento».

A partir de una rápida inserción en un conjunto singular por su idiosincrasia, se ha vuelto importante por su capacidad para anticipar, solidez por abajo y superioridad en las disputas aéreas. Ésas son las principales virtudes de un central que tiene uno de los puntos clave de su juego en su agresividad, tanto para lo positivo (al interceptar e imponerse en los duelos, por ejemplo) como por lo negativo (cierta precipitación e imprudencia lo llevan a cometer faltas innecesarias, su principal punto a pulir).

Un repaso por sus atributos destacados, algún aspecto que tiene por corregir y, dada su proyección y la observación de parte del cuerpo técnico de Lionel Scaloni, un posible encaje en la Selección Argentina.


  • Anticipo.

Es casi imposible comenzar un análisis de Romero sin destacar esta aptitud. Es, seguramente, su punto más alto y el que lo hizo distinguirse tan rápidamente en el Atalanta, un equipo que fomenta y agradece estas acciones. Por su estilo de juego, con un ataque por momentos avasallante y una defensa alta que muchas veces emplea marcajes individuales para recuperar, la capacidad de anticipo es fundamental para mantener la tenencia y obtener beneficios de la presión ejercida. Esto sucede sobre todo con los centrales, que con frecuencia deben salir lejos y evitar que el delantero se gire, ya que una falla en las persecuciones puede desmoronar toda la estructura.

Dentro de la línea de tres, el Cuti generalmente juega como «líbero». No siempre lo hace en el sentido más estricto de la función, al sobrar y ayudar en los costados o en otra zona cuando se genera un desajuste, ya que es común que también tenga asignado alguien a quien seguir. Esto quedó claro en el primer partido de la Serie A contra el Napoli, que terminó en derrota (4-1): durante la primera etapa permaneció bastante con Victor Osimhen, el centrodelantero, pero en la segunda pasó a tomar a Dries Mertens, mediapunta, quien había generado problemas desde una ubicación incómoda entre líneas. Aunque en el último tiempo hubo algunas variantes, ya que el cordobés también actuó como uno de los defensores externos -que tienen la misión de incorporarse al ataque para sorprender y generarle problemas al contrario- y hubo encuentros sin marcajes tan estrictos, lo que se mantuvo inalterable fue su suficiencia para adelantarse a los atacantes.

Para eso son importantes su agresividad y lectura, para ir decidido y en el momento justo, y también su velocidad y flexibilidad, ya que estirarse y meter el pie requieren de una destreza que ha demostrado en diversas jugadas (ver primera imagen abajo). Sobre las claves, en La Gazzetta remarcó: «Es cierto que el juego del equipo es bastante ofensivo, pero en este último tiempo no jugamos uno contra uno detrás. Jugar así y anticipar me hace crecer mucho como defensor. Es un modo particular, que creo que lo primero para jugar así es estar bien físicamente porque corremos mucho. Pienso que los defensores debemos estar atentos porque cuando jugamos así, si nos equivocamos lo podemos pagar en el arco. Es importante estar bien mentalmente, estar concentrados».

Si bien es una capacidad que tiene desde hace rato, en el Atalanta la potenció. Según WhoScored.com, tras completar 1,5 intercepciones por 90′ en la Serie A 2018/19 y 2,6 en la 2019/20, sus dos años en el Genoa, en esta 2020/21 lleva 4,3. Esta marca es la más alta por 90′ entre todos los centrales con al menos cinco partidos en esta temporada en Italia, algo que amplió tras completar 9 acciones de este tipo en el 4-2 al Napoli -fue su segunda marca más alta esta campaña tras las 12 que logró ante el Spezia. Además, también lo plasmó en la Champions: lideró el ranking por 90′ entre los zagueros con al menos tres apariciones en la fase de grupos, con 4,8.


  • Agresividad para cortar.

Esta característica está muy relacionada con sus anticipos. Si bien es similar, se vincula más con su determinación para ir lejos y con valentía para recuperar: muchas veces va hasta lugares en los que otros centrales apostarían por retroceder para no desproteger un espacio. Más allá de que es algo alentado por Gasperini y su sistema defensivo, también está dado por su mentalidad agresiva para aprovechar recepciones de espaldas, pases lentos o conducciones sin proteger la pelota para buscar un quite.


  • Defensa con espacios.

Esos atributos físicos que le permiten imponerse cuando llega desde atrás e intenta anticipar también le son muy útiles para manejarse con comodidad cuando a su espalda hay mucho terreno. El defender con una línea alta y buscar intercepciones para recuperar rápidamente tiene sus puntos favorables, sobre todo para un equipo que juega como el Atalanta, pero lógicamente abre otras puertas -es imposible cerrar todas- en las que el cordobés tiene herramientas para aparecer como un guardián e impedir el paso.

Por su rapidez, con una buena velocidad de reacción y zancadas largas, puede emparejar o hasta superar a los rivales en carrera y después tiene un gran timing para ir por la pelota, ya que generalmente acierta con el momento elegido para barrerse o meter el pie. En el retroceso desde una pelota parada o con coberturas en los costados o a su espalda, esa mezcla de condiciones lo convierten en un recurso muy útil e interesante a campo abierto.


  • Lectura defensiva.

El Cuti complementa sus capacidades físicas con una muy buena lectura del juego, algo siempre importante en los defensores. Concentrado y atento a lo que pasa a su alrededor, entiende bien cuándo marcar a uno u otro jugador y cómo posicionarse para tapar líneas de pase o reducirle opciones al rival. Resulta común verlo escaneando sus costados, con movimientos de cabeza a ambos lados, para detectar si es necesario reajustar su colocación.

A partir de su reconocimiento del entorno y comprensión de lo que sucede es capaz de resolver diferentes situaciones con solvencia, ayudado por su precisión para determinar cuándo ir por el quite. Esto lo ha llevado a realizar distintas correcciones y también a demostrar una gran solidez: de acuerdo con WhoScored.com, en entradas por 90′ está cuarto en Italia (2,7) entre los centrales con al menos cinco partidos y séptimo en la fase de grupos de la Champions (2,4) entre los zagueros con al menos tres encuentros.

Lo llamativo es que no es un punto en el que se destacara en sus primeros años como profesional, sino que se trata de uno de los aspectos en los que más ha crecido desde su llegada a Italia. Así lo contó en La Gazzetta: «En Argentina, incluso en el primer año en el Genoa, tácticamente era un desastre. Después, tuve muchos entrenadores de calidad y de a poco fui aprendiendo».


  • Juego aéreo.

Romero también es dominante por arriba, ya que a sus 185 cm. les suma una excepcional capacidad de salto y agresividad para buscar la pelota. En los envíos frontales generalmente se impone porque busca el contacto con el atacante y se eleva por encima. Y la misma flexibilidad que emplea para anticipar o meter el pie por el costado también le sirve para cabecear con distintas posiciones corporales. Además, cuando enfrenta pelotas laterales o cruzadas suele perfilarse correctamente, de costado, lo que le permite ver el balón y los rivales para ajustar su posicionamiento y salir para cualquier lado que vaya el centro.

Los datos vuelven a posicionarlo como uno de los mejores en este apartado. Bajo los mismos parámetros (entre los centrales con al menos cinco partidos en la Serie A y al menos tres en la fase de grupos de la Champions), se ubica sexto entre los que más duelos aéreos ganaron en Italia (3,4; con un 65% de éxito, el más alto del top 10) y lidera el rubro en Europa (6,7; con un 69% de éxito, el más bajo del top 10).

Pero no sólo utiliza su gran juego aéreo en defensa, sino que también lo aprovecha en el área rival: sabe ubicarse y desmarcarse, usa su salto para ir arriba y cabecea bien. Aparte de su reciente gol al Napoli, empujando una pelota desviada en el primer palo, tiene otros dos tantos en la temporada.


  • En posesión.

Por ser la última virtud en la lista no es menos importante ni trascendente en el juego del Cuti, ya que el buen manejo de la pelota es un principio fundamental en el Atalanta -incluso en los defensores- y lo desarrolla con naturalidad y criterio. Sobre esta característica en el equipo y su relevancia, en la entrevista en la página de la UEFA apuntó: «Gasperini es un entrenador que puede ayudarte a crecer como jugador y puede mejorar tu estilo de juego y muchos otros aspectos. Con él cualquiera debe poder hacer más cosas. Un defensor no solo debe defender porque con él cualquiera debe contribuir a la maniobra ofensiva. Por eso me di cuenta de que era la persona adecuada para mi carrera».

Con la pelota sobresalen tres aspectos positivos: su buena lectura para conducir hacia delante cuando no tiene rivales cerca y puede avanzar; su paciencia para esperar y atraer una marca y así liberar al compañero que va a recibir, creándole tiempo y espacio, y su gran capacidad de pase, tanto en corto (con envíos tensos, favorables para el receptor) como largos (contra el Liverpool en Anfield, por ejemplo, fue una parte importante del plan, ya que el equipo constantemente buscó cambios de frente para generarles duelos individuales a los carrileros y varios salieron de sus pies).

Generando progresiones desde atrás u orientando la tenencia hacia uno de los costados, como líbero cumple un muy buen papel en las salidas. En los últimos partidos por momentos también apareció más adelante, intercambiando posición con alguno de los mediocampistas centrales. Además, cuando actuó como stopper (o central externo) participó de los ataques con más decisión, con las proyecciones características de quienes ocupan ese puesto (es frecuente ver a Rafael Tolói desmarcarse por adentro y llegar hasta el área, recibiendo o arrastrando marcas).


  • Aspectos por pulir.

Lo que más tiene por mejorar son las faltas que comete y, por ende, las tarjetas que recibe. Esa agresividad que tiene para ir a las disputas también tiene su lado negativo, ya que a veces es imprudente y comete infracciones que no son necesarias (en un sistema defensivo que juega mano a mano, en algunas situaciones son «útiles» para cortar avances peligrosos). Es una cuestión que le han remarcado algunos entrenadores («Debe tener más cuidado con las amarillas, y lo sabe», dijo Aurelio Andreazzoli en septiembre de 2019) y que él mismo ha reconocido. «Seguramente debo mejorar lo de las faltas. Este año llevo siete amarillas y tres de ellas recuerdo que no las debí haber visto, fueron faltas estúpidas. Es algo que debo mejorar. La otra vez, cuando me amonestaron a segundos del final del primer tiempo (el 14/02, ante el Cagliari) lo primero que me dijo Gasperini fue que no cometiera esa falta», aseguró en La Gazzetta.

Esta 2020/21 ha visto 11 amarillas (dos por Coppa Italia y dos por Champions) y se ha perdido dos partidos por suspensión (más la primera fecha, ya que arrastraba una de la campaña anterior). En su etapa en el Genoa sus números fueron parecidos: en la 2018/19 disputó 27 encuentros y le sacaron 10 amarillas y dos rojas; en la 2019/20, en 33 compromisos tuvo 14 y una, respectivamente. El problema no es sólo por los encuentros que se pierde por acumulación de tarjetas, sino también porque lo condicionan y limitan al momento de defender -de hecho, este curso fue reemplazado en tres de los juegos en los que fue amonestado. En estas listas también aparece bien arriba entre los centrales con un mínimo de apariciones, ya que en faltas por 90′ es primero tanto en Italia (3) como en Europa (2,4) y en cuanto a amarillas recibidas es segundo en la Serie A (7) y está igualado en el quinto lugar en la Champions (2).

Más allá de alguna otra cuestión, ésta es su principal corrección a futuro. En esta temporada tuvo algunos errores, de concentración (en el 2-2 con el Bologna perdió a Nehuén Paz en el tanto del empate) o de cálculo (en el 1-4 ante el Napoli leyó mal la trayectoria de pases largos en dos goles), pero fueron excepciones dentro de la regularidad de su buen rendimiento. Por eso, la clave para un próximo salto de calidad -al menos en el Atalanta o en un equipo que necesite cosas parecidas de él- está en las faltas innecesarias que suele cometer.


  • Posible encaje en la Selección.

El excelente nivel de Romero en esta temporada, el mejor entre los centrales argentinos que compiten en las principales Ligas europeas, es un mérito suficiente como para que sea convocado e incluso pelee por la titularidad. Sin embargo, su adaptación al equipo de Lionel Scaloni, que seguramente tiene en la zaga uno de los puntos con mayor margen de mejora, está condicionada por un factor fundamental: el particular sistema del Atalanta.

No porque el estilo sea malo o contrario a lo que se lleva a cabo en la Selección, sino por el contexto en el que está acostumbrado a jugar el cordobés. El primer cambio es el de los integrantes de la última línea (Argentina suele jugar con cuatro), que no es menor porque con tres centrales los espacios se ocupan con más jugadores y las salidas al costado no son un problema ya que el respaldo está garantizado. Si bien con Gasperini muchas veces debió seguir a un delantero, algo que cambió un poco últimamente, y el enfoque defensivo suele estar más orientado al hombre que al espacio, no deja de ser un entorno diferente en el que desenvolverse.

Esto puede afectar su rendimiento, sobre todo por el poco tiempo de entrenamiento para adaptarse a otra manera de jugar y a otras instrucciones. Esto es algo que aplica para cualquier futbolista que debe sumarse a una concentración y acoplarse a otra idea en pocas prácticas. Por ejemplo, Julio Velasco, uno de los entrenadores argentinos más exitosos en cuanto a seleccionados deportivos, en repetidas ocasiones manifestó que para los deportistas es difícil cambiar el «chip» entre un modo y otro y que el trabajo profundo se da en las concentraciones largas previas a los torneos.

El Cuti puede sobrellevarlo, porque conoce cómo moverse en una línea de cuatro -lo más «normal» en el fútbol-, pero es un punto a considerar porque en el Genoa también se desenvolvió mucho en una defensa de tres y está acostumbrado a eso. Claro que también es un punto a favor por la versatilidad (Scaloni probó en algún momento con tres centrales, aunque no fuera una búsqueda sostenida) y que su combo de virtudes hace pensar que es capaz de encajar sin ningún problema. En especial porque se ajustan a un conjunto que durante varias fechas de las Eliminatorias probablemente se enfrentará a contrarios replegados y que tiene nombres como para dominar desde la tenencia y defender arriba.

Con experiencia en juveniles (disputó el Sudamericano Sub 20 de 2017 junto con Lisandro Martínez, Juan Foyth y Lautaro Martínez, por ejemplo) y probada personalidad en la elite del fútbol europeo, ya que en su primera Champions ha demostrado un aplomo digno de quien tiene más rodaje en la competencia, Romero presenta una candidatura especial -por variedad de recursos y momento de forma- para alcanzar su esperado debut en la Selección. Por eso, a la espera de una doble fecha de Eliminatorias exigente ante Uruguay y Brasil y con Nicolás Otamendi, central titular, suspendido para el primer encuentro, surge como una alternativa muy interesante para la zaga.

Crédito de la foto de portada: AP.

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