En un partido marcado por hechos sucedidos fuera del estadio, el conjunto parisino perdió con el Nantes (2-1) y no pudo alcanzar en la cima al Lille.
Cuando el Paris Saint-Germain salió al Parc des Princes para cerrar una jornada que le había resultado favorable por los resultados de sus dos principales competidores, ya que habían empatado tanto el Lyon (1-1 con el Stade de Reims) como el Lille (0-0 con el Monaco), todo parecía encaminado para que volviera al primer puesto tras siete fechas. Sin embargo, durante el segundo tiempo el foco del encuentro pasó a problemas ajenos a lo deportivo: Ángel Di María y los padres de Marquinhos sufrieron robos en sus casas, con el rosarino abandonando el estadio a falta de media hora para el final. Afectado por lo sucedido fuera del campo de juego, el equipo bajó su rendimiento considerablemente y cayó por 2-1 frente al Football Club de Nantes, conjunto que pelea por no descender.
«Los futbolistas son los primeros que saben, como nosotros, la decepción de haber perdido tres puntos. Pero hay situaciones por las que el grupo está preocupado. No es una excusa, pero sí hubo una bajada de energía anormal«, señaló Mauricio Pochettino en conferencia de prensa. Si bien el PSG estaba en ventaja al descanso, la influencia de los episodios externos (Leonardo, director deportivo, recibió llamados y fue a hablar con el santafesino, que inmediatamente sacó al Fideo e incluso se ausentó de la cancha por un momento al acompañarlo al vestuario) es innegable por la desconexión que se vio.
Claro que el equipo parisino igual podría haber defendido la ventaja, pero es normal que ante la incertidumbre de situaciones extrañas o atípicas el desempeño de los jugadores se vea afectado, como suele ocurrir con lesiones o golpes por los que alguien debe ser reemplazado. En este caso, seguramente sin el conocimiento total de los hechos, fue por una cuestión muy sensible (aunque la familia de Di María no se enteró, en un principio parecía más grave). Si estos son los que años en los que más avances se han dado hacia una «humanización» de los deportistas, con futbolistas y atletas de distintas disciplinas que han hablado de temas de salud mental o problemas de otro tipo que condicionaron su desempeño, el reconocimiento de que los jugadores no son robots también pasa por entender que aun dentro de la competencia pueden verse afectados por cuestiones extradeportivas.
Sin dejar de lado el impacto de esos factores, el aspecto futbolístico dejó algunos puntos para analizar. Para empezar, el once del PSG incluyó cinco cambios con respecto al empate con el Barcelona (ingresaron Colin Dagba, Abdou Diallo, Danilo Pereira, Rafinha y Di María por Alessandro Florenzi, Layvin Kurzawa, Leandro Paredes, Idrissa Gueye y Mauro Icardi, respectivamente) y muchos jugadores de pelota al pie, lo que se notó durante el partido. Con Kylian Mbappé, que fue punta y desde el medio se movió hacia los costados, como única amenaza al espacio, a los dirigidos por Pochettino se les complicó abrir a un Nantes que buscó cerrar la zona central desde un 5-3-2. Sin un centrodelantero rematador ni extremos que jugaran abiertos para ensanchar el bloque defensivo (los laterales fueron quienes dieron amplitud, sobre todo Dagba), el ataque quedó enfocado hacia las asociaciones por adentro para juntar marcas y abrir huecos.
Favorecido por las condiciones técnicas y las características de Verratti, Rafinha, Di María, Draxler e incluso Mbappé, que se sienten cómodos cerca del balón y saben desenvolverse en espacios reducidos, las combinaciones a uno o dos toques abrieron caminos. A esta intención le faltó algo de constancia y la visita contó con recursos para incomodar, con hasta ocho jugadores en el carril central y saltos de los centrales externos para achicar, pero así llegaron casi todas las jugadas de peligro en movimiento del PSG (sin contar un cabezazo de Marquinhos desde un córner) en el primer tiempo. El ejemplo más claro fue el gol, con toques rápidos antes de que Draxler llegara para rematar.
Si bien esto le sirvió para crear situaciones y fue su principal argumento ofensivo en unos correctos 45′, también le restó profundidad por las bandas. Al ubicar tantos futbolistas por adentro, comprimió a la defensa rival y dejó a los laterales sin apoyos cercanos para desequilibrar. Aunque muchas veces recibieron con cierto margen luego de que se generara una ventaja en el medio, entre la falta de compañía y los pocos riesgos tomados contra los carrileros la mayoría de sus intervenciones llevaron la jugada hacia atrás, como se ve en sus mapas de pases.
Después del entretiempo la historia fue distinta, porque entre el revuelo externo y un mejor desempeño del Nantes el rendimiento del conjunto parisino bajó considerablemente. Tras haber generado una situación, pareció desconectarse y perder el dominio del juego. Un dato que refleja esa caída en el nivel es que, según SofaScore, en los 45′ finales los dirigidos por Pochettino perdieron 21 veces más la pelota (71) que en los iniciales (50). Más allá del mérito contrario, porque el equipo de Antoine Kombouare presionó más arriba, empujó y generó, muestra los problemas de la segunda parte y cómo el trámite se descontroló. Además, los dos goles recibidos se produjeron por errores evitables (uno por un mal pase de Mbappé, que se equivocó en la decisión y la ejecución, y otro por un pelotazo largo que sobró a la defensa).
Esta caída es la tercera del ciclo, luego de las ocurridas frente al Lorient y el Monaco, con la particularidad de que todas fueron ante rivales que plantearon una línea de cinco y congestionaron la zona central (aunque para ésta hay motivos ajenos a los futbolístico) y de que las dos más recientes llegaron en los últimos dos encuentros ligueros en el Parc des Princes. «En la primera parte creo que hemos estado bien. Hemos controlado el partido y logramos el 1-0 -analizó el entrenador argentino. Entramos en la segunda mitad creando una ocasión para marcar el segundo y la verdad es que después del 1-1 el equipo sufrió. Se hizo un partido muy abierto, muy físico, y concedimos el segundo gol. La verdad es que bajamos un poquito después del gol. Nos costó tener esa fortaleza mental para buscar el segundo«. Además, sobre el futuro del torneo, con nueve fechas pendientes, aseguró: «Yo creo que hemos perdido una oportunidad importante de estar arriba en la tabla. Nos pone en dificultad, por supuesto, para pelear el campeonato, aunque todavía quedan muchos partidos. Sí que es frustrante o decepcionante perder estos tres puntos esta noche«.
La derrota le impidió al PSG ubicarse como co-líder y ahora quedó a tres puntos del Lille, con quien se enfrentará en el primero de tres compromisos seguidos frente a sus dos competidores más cercanos (el miércoles 17 disputarán los octavos de final de la Coupe de France y el 3/4, luego de la fecha FIFA, se cruzarán por la Ligue 1; en el medio, el domingo 21 está agendada una visita al Lyon por Liga). Con poco tiempo para lamentarse, el PSG deberá levantarse rápidamente para mantenerse peleando en todos los frentes.
Crédito de la foto de portada: Anthony Dibon/Icon Sport via Getty Images.
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