El francés fue clave en la remontada al Angers (2-1) y ratificó que es el delantero parisino de mejor nivel en la 21/22 y que puede hacerse cargo del ataque.
«Sabemos que (Kylian) es un gran jugador, de los mejores del mundo. Tenerlo significa que puede marcar la diferencia en tiempos difíciles. Tiene enormes cualidades y responde cuando el equipo lo necesita», subrayó Mauricio Pochettino en la conferencia posterior al triunfo por 2-1 ante el Angers, en una frase que resume a la perfección la importancia de Kylian Mbappé en el partido: fue quien lideró la búsqueda de la remontada y, con participación en ambos goles (asistió a Danilo Pereira y forzó el penal que luego convirtió), quien más impacto tuvo para concretarla. Con movimientos del centro a la izquierda, el francés mantuvo siempre la intención de desequilibrar (propuso 13 regates y completó 6, ambas marcas máximas en el encuentro) y la confianza de que la victoria era posible.
Como la temporada pasada contra el Saint-Étienne (también para dar vuelta el resultado) o el Barcelona, el campeón del mundo lideró el ataque con personalidad y capacidad. Sin importar si su actuación está siendo buena o mala, «Kiki» está listo para lucirse porque se apoya en una mentalidad inquebrantable para enfocarse en la jugada siguiente: su primer tiempo en el Parc des Princes fue discreto, a pesar de algunos interesantes desmarques detrás de la defensa, pero en la media hora final se hizo cargo de los ataques y, con apariciones determinantes, llevó al equipo a sumar tres puntos. A partir de su influencia, un Paris Saint-Germain alternativo logró equilibrar la balanza y luego llevarla a su favor.
Porque si bien el conjunto parisino tuvo algunas acciones destacadas en los 45′ iniciales, el visitante fue mejor hasta el entretiempo y durante el comienzo de la segunda etapa. Los de Gérald Baticle cubrieron los espacios con su línea de cinco y complicaron con ataques por afuera (el 82% de sus avances se dieron por las bandas) y un tridente ofensivo complementario, ya que Mohamed Ali Cho fue un rayo al espacio -aunque no terminó de resolver las jugadas-, Sofiane Boufal aportó desequilibrio y Angelo Fulgini se movió con inteligencia y sumó calidad (cinco de los siete disparos del equipo salieron de sus pies). Así llegaron al gol y forzaron otras intervenciones defensivas cruciales en el área.
La desventaja complicó más al PSG, que ya había mostrado algunas dificultades para profundizar. Por momentos con poca presencia entre líneas para poder aprovechar algunos huecos entre el doble 5 rival y sin lograr desequilibrar por afuera (en parte por el poco peso ofensivo de los laterales, Colin Dagba y Abdou Diallo), en el primer tiempo apenas remató cuatro veces. Parte de la lenta circulación se mantuvo en el inicio de la parte final -no ayudó que Pereira fuera el jugador con más intervenciones, con 120 (una más que Marco Verratti)-, aunque alteró el trámite del encuentro desde los cambios (particularmente el de Juan Bernat, que volvió tras su larga recuperación de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda y entró con energía), mayor decisión y las apariciones de Mbappé.
De la mano del francés, que volvió a demostrar que es el mejor delantero parisino de la temporada -no sólo por haber jugado más, sino también por su impacto- y que es capaz de liderar el ataque, los dirigidos por Pochettino volvieron a la victoria y le sacaron nueve puntos a su escolta (el Racing Club de Lens, que perdió por 1-0 con el Montpellier). Con una gran ventaja en la Ligue 1, pueden preparar su duelo con el RasenBallsport Leipzig con mayor tranquilidad. «Creo que, en general, merecimos ganar porque fuimos mejores. Son tres puntos importantes para preparar el partido contra el Leipzig«, afirmó el santafesino en el canal del club. Tras el buen inicio doméstico, el foco pasa a estar en replicar el trabajo en la Champions League.
Crédito de la foto de portada: Philippe Lecoeur/FEP/Icon Sport.
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