Con un primer tiempo de buenos pasajes y un segundo discreto, la Selección venció a Perú (1-0) y cerró una triple fecha positiva: sumó siete puntos y se acerca al Mundial.
Tras haber alcanzado contra Uruguay el mejor nivel del ciclo, Argentina reapareció en el Monumental en busca de continuar su buen andar y agrandar la diferencia con el segundo lote de la tabla de las Eliminatorias. Sin embargo, el contexto que se encontró fue distinto tanto por el clima ventoso como por la propuesta rival: si los de Óscar Tabárez buscaron cerrarse atrás y proteger el área, con cinco defensores que no evitaron una mala defensa del carril central, Perú pobló el medio, juntó líneas y cortó más el juego (hizo 20 faltas, contra las cinco de la “Celeste”). Lo que no cambió fue el idilio del público con la Selección y su voluntad de jugar, lo que le permitió insistir hasta lograr el único gol del encuentro.
“Ellos son un equipo durísimo, juegan bien al fútbol -señaló Emiliano Martínez en la conferencia posterior al 1-0. Tienen un técnico argentino que, obviamente, conoce mucho nuestro juego y eso los ayudó. No encontramos muchos espacios y nos costó. Pero, a veces, cuando no se juega bien hay que ganar igual. Hoy fue uno de esos días: no jugamos como queríamos, pero ganamos y nos llevamos los tres puntos”. El análisis del arquero, que no recibió goles en esta ventana, describe perfectamente el trámite: ante el bloque medio y estrecho de los dirigidos por Ricardo Gareca, la Albiceleste tuvo problemas para entrar por adentro y no pudo traducir su posesión (68%) en muchas ocasiones (sólo remató siete veces).
Como Christofer Gonzáles, Pedro Aquino y Yoshimar Yotún, los tres mediocampistas centrales del visitante, se destacaron en la cobertura de la franja central y Argentina no logró precisión, algo reflejado en un Lionel Messi errático en sus entregas, para los de Lionel Scaloni el partido pasó a estar por los costados. Ante la imposibilidad de combinar por adentro y en espacios reducidos, lo que le gusta y hace muy bien por la calidad de sus jugadores ofensivos, la responsabilidad pasó a los pies de Nahuel Molina y del tándem conformado por Marcos Acuña y Ángel Di María.
Por las bandas generó sus mejores llegadas, aunque no alcanzó a transformar todas en peligro para Pedro Gallese. Lo hizo más por derecha que por izquierda, ya que el lateral del Sevilla no terminó de pesar y el atacante del PSG rinde mejor por derecha o libre (aunque por su calidad creó algunas ventajas). Las maniobras más destacadas se dieron por el lado de los dos excompañeros en el Udinese, por su conocimiento y mayor complementación: desde ahí llegó el gol, con un clásico anticipo de Lautaro Martínez luego de una pared entre Rodrigo De Paul y Molina (quien a pesar de su gran centro no siempre está en la misma sintonía que el resto del equipo).
El tanto también se propició a partir de la principal virtud de la Selección en el encuentro: la presión tras pérdida (ver arriba). Con base en el buen funcionamiento del mediocampo, que se repartió las tareas y en general fue la primera barrera, el compromiso del centrodelantero del Inter y la defensa hacia delante de los centrales -algo clave para sostener al equipo arriba, con un Cristian Romero que se destaca en estas situaciones-, Argentina pudo mantenerse en campo rival. Al reaccionar inmediatamente y ahogar al poseedor, por momentos con hasta cuatro futbolistas, varias veces recuperó rápidamente y arriba.

Desde esa virtud obtuvo sus principales pasajes de dominio. Se notó su influencia tanto cuando resultó como cuando falló, ya que Perú se acercó a Martínez cuando pudo sortear ese obstáculo: se vio en un remate lejano y en el penal, generado por un excelente pase de un Yotún que tuvo tiempo y espacio para lanzar (aparte de por uno de los pocos errores de Romero). Esas situaciones se dieron en el segundo tiempo, cuando la Albiceleste ya había bajado su nivel (seguramente en busca de control y por un lógico desgaste físico para afrontar el último de tres compromisos tan seguidos).
Con la victoria, la Selección cierra la ventana con sensaciones positivas. Confirmado su nuevo estilo de más tenencia y paciencia, a lo largo de esta triple fecha alcanzó su nivel más alto del ciclo y mostró su habitual carácter competitivo -que se hace presente más allá de las circunstancias del juego. Asentada su solidez defensiva y afirmado un mediocampo que se entiende de maravilla, tiene variantes ofensivas (Joaquín Correa y Nicolás González volvieron a demostrar que están a la altura y son recursos muy útiles) y atraviesa un momento de dulzura que le permite disfrutar y crecer. Con siete puntos de nueve posibles, suma y sigue avanzando hacia el Mundial.
Crédito de la foto de portada: Alejandro Pagni/AFP.
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