Tras un correcto primer tiempo, el conjunto parisino asentó y reforzó su plan de partido para la segunda mitad y logró derrotar con autoridad al Brest (2-0).
Atravesando una racha de una victoria y cinco empates en sus últimas cinco presentaciones en la Ligue 1, para el Paris Saint-Germain el duelo con el Stade Brestois 29 era más importante de lo que podía sugerir la tabla (antes de comenzar la fecha le llevaba 11 puntos al Olympique Gymnaste Club de Nice). Después de algunos rendimientos decepcionantes, el objetivo no sólo pasaba por volver a ganar, sino por hacerlo con una mejor versión colectiva. Con más argumentos en la segunda etapa que en la primera, los dirigidos por Mauricio Pochettino lo consiguieron y sumaron un sólido triunfo por 2-0. Si bien concedieron ocasiones -en especial una muy clara a Irvin Cardona, que remató solo en el área tras un error de Presnel Kimpembe-, Gianluigi Donnarumma respondió cuando fue necesario, principalmente en los 25′ iniciales, y luego el equipo salió reforzado del entretiempo.
Como otras veces frente a rivales que se defienden con dos líneas de cuatro (en este caso, 4-4-2), el entrenador argentino optó por una disposición ofensiva similar a un 3-4-2-1. Si en la banda izquierda la distribución fue más o menos similar (Nuno Mendes estiraba por afuera, Georginio Wijnaldum se mantenía cerrado y, aun con libertad para moverse a lo ancho, Kylian Mbappé aparecía en una zona intermedia o más abierto), del otro lado hubo variantes: comenzó con Thilo Kehrer casi como tercer central y Ángel Di María cerca de la línea lateral, pero hubo flexibilidad para que el ex Real Madrid se fuera hacia adentro, el alemán lo reemplazara en la banda y Ander Herrera retrocediera para sostener el equilibrio. Al igual que las otras ocasiones en las que recurrió a esta opción -más que nada la temporada pasada, con un destacado rendimiento en la goleada 4-1 al Racing Club de Strasbourg, aunque en ésta ya lo había hecho en la ida contra el Olympique Lyonnais-, la búsqueda era tener ventaja para iniciar, generar superioridades en los costados (sobre todo con el triángulo de la derecha, que le permitía un pase fácil al extremo para progresar a partir de un movimiento al espacio o entre líneas) y tener presencia interior (sea para una combinación o para pisar el área ante un desborde).
La victoria del PSG se basó en esa propuesta, que le dio más control en el primer tiempo y más dominio en el segundo. El ajuste entre una mitad y otra pasó por una salida obligada que le dio a Pochettino la posibilidad de reforzar el plan. Ante la lesión de Wijnaldum (quien estará al menos tres semanas afuera, al haber sufrido un esguince y daños en el ligamento colateral medio en su tobillo izquierdo), quien ingresó fue un Danilo Pereira que ocupó de manera fija ese lugar de tercer central a la derecha de Marquinhos. Así, Kehrer partió casi permanentemente desde la línea lateral y Di María pasó a ubicarse entre líneas, lo que le dio al equipo una mayor estabilidad en su disposición y más fluidez en la circulación (por la mejor ocupación de espacios y, comparado con el neerlandés, los mayores aportes en 3/4 del argentino).



Además, eso también tuvo su impacto en el nivel defensivo del conjunto parisino: se expuso menos a contraataques, tanto porque redujo las pérdidas sensibles y evitables (lo que le había costado en los 45′ iniciales) como porque, con menos rotaciones en la fase inicial, la línea de tres para atacar fue más constante y respaldó mejor los avances. Si el Brest había generado peligro con sus ataques directos por afuera en la etapa inicial (el 86,7% de sus avances se dieron por las bandas, con un 90,6% hasta el entretiempo), en la final tuvo menos margen para correr. Con menos concesiones, el local acentuó su superioridad y mantuvo su arco en cero.
Así analizó el triunfo el entrenador argentino: «Empezamos bien, pero luego perdimos algunas pelotas con malas decisiones y nos metimos en problemas. En la segunda mitad, se respetaron mejor las posiciones, se tomaron mejores decisiones. Vimos un buen juego colectivo en general y controlamos el partido. Estoy contento con las colocaciones: tuvimos mejor circulación y más fluidez, fuimos agresivos y dejamos menos espacio para el oponente. Esta actuación, especialmente desde la segunda mitad, nos da confianza. Reafirma ciertas ideas y conceptos que se han trabajado y puesto en práctica. Es cierto que el equipo fue bueno e hizo lo que esperábamos. Controlamos el juego e hicimos muchas cosas positivas». Con un plan recuperado de encuentros anteriores y un nivel mejorado, el PSG ganó bien y dio un paso hacia delante.
Crédito de la foto de portada: Christophe Petit Tesson/EFE.
Deja una respuesta