La sangre nueva reactivó al PSG

Con poco más de 20′ por jugar, Pochettino movió el tablero y los cambios le respondieron: el equipo mejoró y llegó al empate frente al férreo Lyon (1-1).

Inofensivo y frágil, con problemas para profundizar y para defender los ataques directos del Olympique Lyonnais, el Paris Saint-Germain atravesó 69 minutos de su visita al Groupama Stadium con dificultades claras y un funcionamiento deficiente. Pero eso cambió cuando Mauricio Pochettino utilizó su primera ventana de cambios e introdujo a Thilo Kehrer, Édouard Michut y Xavi Simons por Colin Dagba, Ander Herrera y Leandro Paredes, respectivamente. A partir de ahí, el semblante del conjunto parisino cambió y, con más movilidad y fluidez, alcanzó la igualdad (1-1). «Siempre los cambios son con el objetivo de buscar frescura. Estamos contentos porque le aportaron al equipo ese entusiasmo y esa energía que necesitábamos después de 70′. En definitiva, cuando se buscan esos cambios es por una cuestión positiva. No siempre salen, pero hoy han salido bien», subrayó el técnico argentino.

Hasta ese momento, el PSG sólo había logrado superar el bloque defensivo del local por momentos. Con tres zagueros y un doble cinco, así como líneas compactas y mediapuntas comprometidos para ayudar a los carrileros, los de Peter Bosz cerraron la franja central y ofrecieron pocos espacios. Ante ese escenario, la búsqueda de los dirigidos por el santafesino tuvo su lógica, pero no dio el resultado esperado por algunas falencias. En teoría, la baja altura de los tres mediocampistas les permitiría desplegar a los laterales y ubicarlos a la misma altura que los tres delanteros, que se dispusieron con Mauro Icardi contra Jérôme Boateng y Kylian Mbappé y Georginio Wijnaldum en zonas intermedias (detrás del medio y entre el carrilero y el central externo del lado o entre éste y el «líbero»), sin desprotegerse y manteniendo una adecuada disposición (partiendo desde casi un 2-3-5) para progresar.

Sin embargo, hubo tres fallas que se relacionaron entre sí y, al potenciarse, dejaron la propuesta sin efecto. Entre la falta de desequilibrio por afuera, lo poco que se involucraron Icardi (que esta campaña dejó atrás la versión más participativa que había mostrado en el primer semestre del 2021, sea por iniciativa propia o por una indicación de no sentirlo tan necesario a raíz del crecimiento de Mbappé en su juego de espaldas y la adición al plantel de Lionel Messi) y Wijnaldum (ambos intervinieron apenas 10 veces en la etapa inicial) y la lentitud en la circulación, al conjunto parisino le costó profundizar. A partir de lo poco que desnivelaron Nuno Mendes (mostró arranques positivos en los 45′ finales) y Dagba (tuvo oportunidades para tirar centros tras cambios desde la izquierda, pero sus envíos no fueron buenos) y la mala ocupación de los espacios entre líneas -sobre todo en la derecha, donde el neerlandés se ofreció poco-, durante largos pasajes la tenencia fue en «U»: de un lateral al otro, pero con muchos toques en el medio y sin llegar a desacomodar al rival para generar alguna situación de uno contra uno en un costado.

Además, a esos problemas se sumaron otros en la presión, lo que hizo que el Lyon pudiera iniciar y lanzar sus ataques directos. Esto se debió más a desconcentraciones o poca agresividad, errores en la lectura para tomar las marcas o falta de respaldo a quienes molestaban al poseedor (se notó la falta de ritmo de Leandro Paredes, quien no jugaba desde el 19/12 y, como el resto de los sudamericanos, se incorporó más tarde después de las vacaciones de fin de año) que a inferioridades numéricas (ver arriba). Por ese mal posicionamiento, los locales contaron con margen para desenvolverse y pudieron llegar en pocos pases, en especial a partir del trabajo de Guimarães para recuperar y distribuir y de Paquetá para lastimar con sus apariciones de la derecha al medio.

Así transcurrió toda la primera mitad, en una tónica que incluso continuó en el comienzo de la segunda a pesar de los ajustes de Pochettino, que tras el entretiempo apostó por un rombo en el medio con Wijnaldum y Ander Herrera a los costados de Paredes y Marco Verratti como enganche. Pero eso no surtió efecto y se mantuvieron las dificultades para progresar salvo que apareciera Mbappé, quien volvió a mostrar su crecimiento en el juego de espaldas y en espacios reducidos (como en el gol, en el que sacó de posición a Damien Da Silva y habilitó a Michut en el hueco que él mismo creó). Manteniendo esa disposición, el ajuste del entrenador santafesino que sí generó un impacto fue el triple cambio del minuto 70: los dos «Titis» (como les dicen a los juveniles del club) aportaron movilidad y energía -lo que se vio en la acción del empate con el francés y en la buena conducción progresiva de Simons en su intervención inicial- y, sin ser un especialista ofensivo, en la resolución de Kehrer para el 1-1. Si bien no pudo evitar las contras del local -que desde el 71′, luego de la salida de Paquetá, fueron menos peligrosas-, el conjunto parisino pasó a ser decididamente superior, logró más profundidad y no estuvo lejos de ganarlo.

Consultado en Amazon Prime sobre si la distribución había sido demasiado plana y con muchas piezas por detrás del balón, el entrenador argentino señaló: «Estoy de acuerdo. Ése fue nuestro error. A veces, forzamos demasiado el juego por el centro, en pequeños espacios. Luego, en la segunda mitad, con Simons y Michut, fue mejor y fuimos más agresivos en la forma en que jugamos, especialmente para recibir la pelota y para jugar entre líneas. Tratamos de dificultar las cosas para Caqueret y Guimarães, yendo a jugar a sus espaldas. En la primera mitad, jugamos demasiado despacio y es por eso que fue difícil encontrar la solución para romper sus líneas y el bloque defensivo. Estaban muy agrupados».

Justamente, quienes jugaron un papel clave en la reactivación del equipo representan la parte positiva que se puede extraer del encuentro. Como también se vio en las dos rondas disputadas en la Coupe de France (sobre todo en el caso del neerlandés, que fue titular en ambos duelos), los dos están preparados para participar más y aportar: por desparpajo y calidad técnica, demostraron que son capaces de tener cierto vuelo y no sólo no desentonar, sino también sumar acciones destacadas. Como contracara, Wijnaldum completó otro decepcionante partido y aún no termina de sentirse cómodo.

En su proceso de evolución hacia el duelo de octavos con el Real Madrid, el PSG salió de su viaje a Lyon con dos nombres «nuevos» que pueden sumar cierto protagonismo. Sin dejar de lado el hecho de que el club tiene muchos contratos profesionales y por una cuestión de jerarquía no es sencillo ponerlos por encima de jugadores más experimentados, como mínimo pueden ser parte de la rotación y ayudar a repartir los minutos para evitar cansancio o lesiones.

Crédito de la foto de portada: AFP.

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