Desorientado y perdido, el conjunto parisino ofreció una opaca versión y fue superado por un Monaco que, con decisión y solidez, lo apabulló (3-0).
Como si se tratara de un cuento de ciencia ficción y se encontrara atrapado en un escenario del que no puede salir, el Paris Saint-Germain sigue con la cabeza bloqueada por el golpe sufrido en la Champions League. Aturdido, no consigue superar el trauma del Santiago Bernabéu (una eliminación dolorosa por la forma, con un colapso total, y la consecuencia, al despedirse de manera temprana del principal objetivo de la temporada) y luce desconcentrado y desconcertado. Sin enfocarse, su presencia en el Principado apenas fue protocolar y la Association Sportive Monaco Football Club le dio otro sacudón, con un 3-0 contundente.
«Es inaceptable empezar de esta manera -subrayó Mauricio Pochettino después de la caída. Podemos tener malas actuaciones, pero este tipo de actitud no es posible. Es inaceptable empezar el juego de esta manera. El respeto por el club y nuestros seguidores es esencial». Impreciso e incapaz de sostener la pelota y descoordinado y frágil como para recuperarla, el PSG padeció los primeros minutos. Si bien todo el primer tiempo fue favorable al local, que remató once veces en ese período, hasta los 25′ (cuando abrió el marcador) fue un dominio total: tuvo el 61,6% de la posesión (con 80 de sus 189 pases -el 42,2%- hacia el último tercio), lastimó por afuera (el 82,1% de sus avances se dieron por las bandas) y llegó mucho (en nueve ocasiones).
Al pasar mucho tiempo metido atrás y no estar fino en sus envíos para progresar, tanto de manera directa como más pausada, el conjunto parisino pasó la mayor parte de esa etapa en su propio campo. Eso mejoró tras el descanso, ya que el técnico santafesino decidió retrasar a Danilo Pereira para pasar a una línea de tres y sus dirigidos levantaron el nivel: la salida mejoró al contar con una superioridad numérica más clara, creció la incidencia de Marco Verratti (en los 45′ iniciales intervino 45 veces; en los 45′ finales, 75) y así el balón pudo llegar a Neymar y Kylian Mbappé con más frecuencia y en mejores condiciones (con el bloque más instalado en campo rival o para que jugaran un mano a mano en una zona peligrosa).
Los dos «sobrevivientes» del ataque estelar -ante el estado gripal que afectó a Lionel Messi y la lesión que arrastra Ángel Di María desde la vuelta de octavos de la Champions- fueron quienes más intentaron, pero no consiguieron exigir a Alexander Nübel con regularidad. El francés fue el que más hizo para convertir, aunque no pudo desequilibrar tanto desde el uno contra uno (completó 2/5 regates) y el arquero alemán le contuvo de gran manera una situación clara. A eso también contribuyó la capacidad defensiva del Monaco, que supo bloquear el sector central. Con el doble 5 de Aurélien Tchouaméni y Youssouf Fofana cerrando ese sector (hicieron bien las coberturas y lograron tres y dos intercepciones, respectivamente) y el soberbio partido de Ruben Aguilar para cubrir la derecha (terminó con cuatro entradas, cinco anticipos y 6/9 duelos ganados), el dueño de casa pudo controlar los dos carriles por los que más podía lastimar el PSG -en especial sin Messi. A partir de su dominio en la etapa inicial, su correcto trabajo defensivo y su contundencia después del entretiempo (remató dos veces e hizo dos goles), los de por Philippe Clement sumaron tres puntos y les dieron otro golpe a los dirigidos por Pochettino.
«Ahora debemos seguir adelante, superar la frustración de la Champions League y pensar en dar lo mejor de nosotros mismos. Y tener una mente competitiva», señaló el técnico argentino. Después de recibir otro mazazo, para el PSG es momento de asumir los tropezones, pasar la página y ponerse de pie para afrontar el tramo final de la temporada con la mejor predisposición, como había mencionado el nacido en Murphy antes del encuentro: «Hay tristeza y una gran decepción después de lo que experimentamos en Madrid, y todos compartimos esta tristeza. Todo el mundo se ve afectado. Pero en el fútbol no se puede parar. Tenemos que lograr el objetivo que nos queda, el de ganar el campeonato y ofrecer al club su décimo título (de Ligue 1). Por supuesto, no olvidaremos lo que pasó. Pero nuestra responsabilidad es vivir con el dolor de no haber ido más lejos en la Champions». No es una tarea fácil, pero el conjunto parisino deberá completarla para conseguir dejar atrás la pesadilla del Bernabéu.
Crédito de la foto de portada: AFP.
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