El PSG se paró con solidez en otro escenario

En la primera vez del ciclo sin más de 60% de posesión, los parisinos mostraron versatilidad y vencieron al OM. «Debemos tener diferentes registros», dijo Poch.

Si algo marcó los primeros siete partidos de Mauricio Pochettino en el Paris Saint-Germain, aparte de una identidad lograda poco a poco o variantes en la distribución, fue la uniformidad en el contexto de juego, con el conjunto parisino frente a la obligación de abrir y desarmar a un rival que cedía la pelota y se predisponía a defender (más arriba en la cancha o, generalmente, con un bloque medio o bajo). Quedó reflejado en el campo y también en los números, ya que en esos compromisos el equipo promedió un 65% de posesión y siempre tuvo más del 60% (número más bajo, en el 3-0 al Stade Brestois 29, con un pico de 72% en el 4-0 al Montpellier). Más allá de que la utilidad que se le da a ese porcentaje es lo que realmente vale, sí marca una tendencia: los dirigidos por el santafesino siempre, hasta su visita al Vélodrome, habían llevado el peso del encuentro, algo que tiene cierta lógica por su poderío.

Eso se rompió en esta octava presentación, en la que por primera vez bajó de esa cifra e incluso dispuso menos del balón que su adversario (47%). En el segundo clásico del año, tras el que definió el Trophée des Champions, el Olympique de Marseille le planteó un escenario diferente y el PSG se subió con la misma solidez que demostró en el otro, el de las siete apariciones previas. Porque el equipo que dirige Nasser Larguet (mientras se busca entrenador tras la sorpresiva renuncia de André Villas-Boas por diferencias con la dirigencia) buscó un mayor manejo y, sobre todo por el rápido 1-0, la tenencia fue repartida, lo que para los parisinos no representó una incomodidad y les permitió explotar otras virtudes.

Una de esas capacidades, ya conocida de temporadas anteriores y con algunos ejemplos con Pochettino, es la del contraataque. Liderado por lanzadores de calidad, como Ángel Di María, Neymar y también otros jugadores que parten desde más atrás, y con un velocista como Kylian Mbappé para finalizar, sus transiciones ofensivas tienen potencial para ser letales y así se vio en el tanto del delantero francés. Si bien muchas veces la presión alta le permite recuperar con facilidad y negarle una salida fácil al contrario, retrasarse unos metros le abre una pista de despegue que, por las condiciones de sus futbolistas, no lo aleja tanto del arco rival.

Porque la superioridad de Mbappé con espacios es tal que en segundos puede ir de área a área, como en la apertura del marcador: apenas se dio el despeje en el córner empezó una carrera que alcanzó los 36 km/h (según reportes) y derivó en el mano a mano con Steve Mandanda. Ese enfoque en el ataque aun cuando defiende lo lleva a ser una amenaza constante para el oponente, porque con sus zancadas castiga cualquier hueco, pero también puede representarle un problema en su campo al PSG.

Porque por momentos se desentiende de sus tareas defensivas y abre una puerta para el adversario, que genera el dos contra uno ante el lateral izquierdo y muchas veces obliga al central a salir al costado. Es posible que la ventaja en el marcador influyera en esas desconexiones -sobre todo luego del 2-0, tras el cuarto gol de Mauro Icardi en tres veces que enfrentó al OM- y que en un partido de mayor nivel o en uno más parejo su compromiso sea otro, pero puede causarle dificultades a la última línea.

Si bien contra el Marseille esa relajación ocurrió un par de veces, los dos centrales sobresalieron y fueron claramente superiores en el área. Tanto Marquinhos como Presnel Kimpembe, que habían mostrado un gran nivel en los partidos previos del ciclo y lo ratificaron en su primera titularidad juntos, se impusieron a Valère Germain, primero, y a Darío Benedetto, después, para dominar las cercanías de un Sergio Rico que fue exigido principalmente con remates desde afuera.

La zaga se aseguró de ser el punto de seguridad de un equipo que para recuperar alternó presiones altas con fases de repliegue para poder contraatacar (con ataque verticales dispuso de un par de ocasiones para aumentar la ventaja, pero falló en el toque final). Sin Neymar, suplente tras su asuencia en el entrenamiento del viernes por una gastroenteritis, Marco Verratti volvió a jugar como mediapunta y se destacó en el trabajo sin pelota (4 entradas), además de su conocida calidad con ella (55/65 pases y 3/3 regates). En la habitual disposición para intentar robar arriba, con los extremos entre central y lateral, el italiano fue importante al tapar líneas de pase por adentro y luego acompañó a Icardi o hizo relevos en los costados en el 4-4-2 utilizado cuando las líneas se retrasaban.

Esa flexibilidad para los momentos sin posesión fue muy reconocible en la etapa de Pochettino en el Tottenham y en el PSG tiene herramientas para replicarla, en especial si consigue una mayor aplicación de los extremos para correr hacia atrás -hacia adelante, en la presión, en mayor o menor medida lo han incorporado. «Yo creo que debemos tener diferentes registros de juego», subrayó el santafesino. Y agregó: «Es verdad que nos pusimos por delante en el marcador pronto con el gol de Kylian, pero después creo que hemos controlado muy bien el partido. El equipo en todo momento ha controlado el juego, por momentos presionando alto y por momentos viniendo un poco más a un bloque medio para poder tener espacio en la recuperación para salir con la velocidad de Di María, Pablo Sarabia, Kylian o Icardi».

El conjunto parisino mostró contra el OM que puede mantener la solidez en estas situaciones, algo que será clave en la Champions (el 16 disputa la ida de octavos con el Barcelona), un torneo diferente desde el formato de competencia hasta la mayor jerarquía de los rivales y el peso del factor mental -por la importancia de la capacidad para sobrellevar momentos desfavorables y gestionar bien los cambios en el resultado. Por lo pronto, en su estreno en el ciclo en un escenario distinto se paró con autoridad y pasó una primera prueba hacia una mayor versatilidad.

Crédito de foto de portada: Reuters.

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