A pesar de su buen nivel y los pasajes de dominio, el conjunto parisino no pudo convertir y terminó su camino en Champions ante un gran City (2-0, 4-1 global).
«Hay que ser positivo aun si es difícil después de la eliminación. Necesitamos tener el proceso en mente, estar calmos y analizar la situación. Llegamos hasta acá después de eliminar al Barcelona y al Bayern. Es una lástima no poder avanzar a la final, pero el equipo no se dio nunca por vencido y peleó hasta el final». Así analizó Mauricio Pochettino, en RMC Sport, la eliminación de un Paris Saint-Germain que compitió bien durante grandes tramos de la serie, pero falló en el área rival y no supo capitalizar sus momentos ante un contrario que aprovechó sus variantes para sacar ventaja. Tras la caída por 2-1, con un 4-1 global, el sueño europeo llegó a su fin, aunque puede mirar el recorrido y ver aspectos positivos (por cómo se acomodaron las piezas para lograr triunfos resonantes en un contexto difícil) rápidamente deberá reenfocarse para pelear por los torneos domésticos.
«Si mirás los dos partidos, dominamos a un conjunto que es muy difícil de dominar», aseguró el técnico argentino en la cadena francesa. Y completó: «Necesitás un pequeño porcentaje de chances para convertir en momentos clave. Felicito al Manchester City, pero estamos orgullosos. Creo que merecimos más, pero el City fue más ‘clínico’ que nosotros, ellos fueron capaces de anotar cuando lo necesitaban. Jugamos el juego que queríamos, con el plan de partido que queríamos. Obviamente es decepcionante porque queríamos ir a la final, pero paramos acá».
El principal problema del PSG a lo largo de los 180′ estuvo en algunos detalles (sufrió dos expulsiones evitables y disputó casi 35′ con un jugador menos, por ejemplo) y la efectividad, algo que había sido una de sus virtudes más destacadas en el camino hacia la semifinal. La caída en su pegada fue notable: frente a los ingleses apenas pudo festejar una vez de 24 remates, mientras que en el cruce contra el Barceona marcó cinco tantos de 23 intentos y contra el Bayern München, tres de 16. Aunque creó ocasiones, falló en la definición y no pudo plasmar sus pasajes de superioridad en el marcador.
Sin Kylian Mbappé, que había sido clave en el camino hasta esta instancia tanto para amenazar al espacio como para impactar en resultados (entre octavos y cuartos sumó seis gritos), el equipo parisino dominó más desde la posesión, dentro de un planteo de Pochettino bastante parecido al que llevó a cabo con el Tottenham para eliminar al City en la edición 2018/19, con un 4-4 global tras el 3-4 en el Etihad Stadium. Similar desde lo global (ubicar muchos jugadores por adentro para lograr superioridad numérica, priorizar la defensa del centro a la de las bandas y salir con decisión para buscar un comienzo fuerte), tuvo aspectos distintos que, lógicamente, influyeron en su propuesta.
Lo principal estuvo en las características de sus tres mediocampistas. Si hace dos años habían sido Moussa Sissoko, Victor Wanyama y Dele Alli, más aptos para un ida y vuelta por su físico (más allá de sus virtudes con la pelota), esta vez fueron Ander Herrera, Leandro Paredes y Marco Verratti, que le imprimen su suello al juego a partir de su técnica. Por eso el PSG priorizó la tenencia por sobre los ataques directos, algo también vinculado a las aptitudes de su ataque: más allá de que puede hacerlo, el tridente de Neymar, Ángel Di María y Mauro Icardi no se siente tan cómodo contraatacando (lo contrario a lo de Christian Eriksen, Lucas Moura y Heung-min Son en el encuentro de los Spurs).
Variando entre un 4-3-1-2 y un 4-3-2-1, el conjunto parisino creció desde el balón a partir de su superioridad por adentro. Con Paredes y Verratti dirigiendo desde la base y Herrera alternando entre aparecer abajo y sumarse en una segunda línea, logró supearar al mediocampo del City con regularidad, tanto cuando presionó alto -al atraerlo- como cuando se retrasó unos metros. Neymar y Di María se movieron de gran manera para recibir entre líneas y los de Pochettino llegaron muy bien hasta 3/4, basando su juego en la izqiuerda (41% de los avances fueron por ahí) y el centro (36%) a partir de la conexión del italiano y el brasileño (ver abajo) y con algunas profundizaciones por derecha, sobre todo en el primer tiempo, con pases de Alessandro Florenzi para diagonales de adentro hacia afuera del rosarino.

Aun así, en el último tercio perdió claridad y, entre la solidez de la última línea del equipo inglés y falencias propias, se quedó sin gol. Sin Mbappé perdió verticalidad y cierta chispa para los metros finales, además de que Icardi no complementó los movimientos ni los pensamientos de Neymar y Di María. Más allá de que con la llegada del entrenador santafesino ha empezado a involucrarse más en el juego, el centrodelantero argentino lució desconectado en el Etihad, no encontró su lugar para gravitar y no se impuso en el área (incluso con una buena capacidad rematadora, su próximo salto de calidad pasará por comenzar a mezclar movimientos para desmarcarse y hacerse espacio). Asimismo, los laterales -que tienen un mayor peso ofensivo cuando quedan a cargo de toda la banda- no aportaron mucho en la finalización.
A eso se sumó la jerarquía y el temple del City, que erigió una fortaleza en las cercanías de Ederson a partir de otro fantástico rendimiento de Rúben Días, el líder de la última línea «Cityzen». Porque si bien durante gran parte del juego su presión no fue tan efectiva como en el segundo tiempo en Paris, a partir de las correcciones de Kyle Walker y Oleksandr Zinchenko y la solidez de la dupla que conforman el central portugués y John Stones (en los 24 partidos que comenzaron juntos el conjunto cosechó 22 victorias, un empate y una derrota, con 16 vallas invictas) logró disminuir el peligro.
Además, cuando tuvieron la posesión (44% del encuentro) los ingleses mostraron sus variantes para atacar, como reflejan los goles: uno fue tras un pase largo de Ederson -un recurso que muy utilizado ante contrarios que defienden arriba- y el otro, con un excelente contraataque. A la versión más completa desde lo táctico del ciclo Guardiola, que ya había comenzado a formar equipos más flexibles en el Bayern -como relata Martí Perarnau en sus extraordinarios libros «Herr Pep» y «La metamorfósis»- le sumaron una fortaleza mental que no habían tenido en ediciones anteriores y les sirvió para avanzar a la final, en un paritdo que desde el 2-0 y la expulsión les quedó a merced.
Para el PSG es un cierre desilusionante para su camino en esta Champions, sobre todo porque en varios tramos del duelo y de la serie estuvo a la altura desde el juego, pero padeció sus fallas tanto para defender como para el toque final. «Estamos decepcionados, porque le dimos el partido al Manchester City en una situación que tenemos que anticipar antes -reflexionó Pochettino en conferencia de prensa. Pero eso es el fútbol: el fútbol es sobre equivocaciones. Cuando cometes este tipo de errores es difícil recuperarse después, pero el equipo siempre peleó y nunca se dio por vencido. Me siento orgulloso de los jugadores porque dieron todo. No tuvimos ese porcentaje de suerte que se necesita en este nivel cuando los equipos están parejos y el juego está parejo. Eso es lo que podemos decir, porque el equipo dominó la primera mitad en Paris, dominamos aquí al City, que es difícil ver a un equipo que domine a un equipo como el City, y creo que jugamos bien, pero no tuvimos la suerte que se necesita en el fútbol».
El conjunto parisino debe levantarse rápidamente del golpe, ya que aún tiene que pelear por los títulos locales. La carrera por alcanzar al Lille en la Ligue 1 continuará este domingo 9 frente al Stade Rennais F.C., en la primera de las tres fechas finales, para luego volver a jugar entre semana en busca de alcanzar la definición de la Coupe de France (enfrentará al Montpellier el miércoles 12).
Crédito de la foto de portada: EFE.
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