Tras un receso con grandes fichajes y Messi para coronar, Poch afronta su segundo año en Paris. «El desafío es que esos nombres que brillan jueguen en equipo», avisó.
Después de un primer semestre agridulce -que incluyó grandes noches europeas y dos conquistas (el Trophée des Champions y la Coupe de France), pero también noches decepcionantes al quedarse cerca de alcanzar los dos principales objetivos-, para Mauricio Pochettino llegó un breve período de descanso, en el que pudo colgar el traje de constructor. Aunque igualmente tuvo revuelo por los rumores sobre su salida y el «caso Kylian Mbappé», con su continuidad asegurada una vez desechada su posible venta al Real Madrid, el receso le permitió recargar energías de cara a su primera temporada completa al frente del Paris Saint-Germain. En el medio, al santafesino se le habrá dibujado una sonrisa más de un día con las diversas incorporaciones de peso del conjunto parisino.
Entre una buena lectura de las necesidades del plantel y una acertada identificación de oportunidades disponibles en el mercado, el PSG se fortaleció y sumó cantidad y calidad: un Achraf Hakimi que llegó para adueñarse del puesto de lateral derecho y aportar velocidad, desequilibrio y profundidad por la banda, lo que lo puede hacer un arma importante en ataque; un Nuno Mendes que desde su juventud intentará cumplir un papel similar al del marroquí en el disminuido sector izquierdo de la defensa; la probada jerarquía, en distintos momentos de sus carreras, de Gianluigi Donnarumma y Sergio Ramos para ser otras opciones en lugares cubiertos (más el arco que la zaga central); un mediocampista de características diferentes como Georginio Wijnaldum, por su dinámica, recorrido y llegada al área desde atrás, y un broche de oro espectacular como Lionel Messi, quien es capaz de proveer una regularidad ganadora fundamental en Liga (puede generar goles y sumar triunfos por su cuenta) y elevar el techo colectivo. Con el regreso de Juan Bernat, quien está en el final de su recuperación de la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, la caja de herramientas de Pochettino cuenta con más y mejores recursos.
Pero el santafesino sabe que el mejor material disponible no se va a trasladar por su cuenta al ensamblaje grupal, sino que deberá convencer a esas piezas para que encajen en el entramado colectivo. Así lo manifestó antes de recibir al Racing Club de Strasbourg Alsace: “Yo creo que todavía no tenemos un equipo. Tenemos muchos nombres que brillan por sí solos y el gran desafío para nosotros como cuerpo técnico es que esos nombres que tanto brillan jueguen en equipo, que se comporten en el campo con naturalidad, disciplina y organización para lograr resultados. Ése es nuestro tremendo desafío, y lo encaramos con mucho entusiasmo y mucha energía. Así que vamos a intentar hacer lo mejor para brindarle a este club y a la gente lo que se merecen, que son grandes cosas”.
En ese proceso de creación de una identidad, no ayudó que muchos de los jugadores importantes se incorporaran más tarde debido a su participación en la Eurocopa o la Copa América. Sumado que Messi llegó con más retraso por la fecha de su transferencia, Pochettino no pudo aprovechar las semanas sin competencia para trabajar con tranquilidad en la implantación de pautas y rasgos comunes para todos. De hecho, estas últimas semanas fueron las primeras en las que el nacido en Murphy pudo disponer de casi todo su plantel y de tiempo para enfocar los entrenamientos en el desarrollo del conjunto: con compromisos cada tres días desde su llegada en enero, el calendario no se lo había permitido, algo que también sucederá normalmente a partir del inicio de la Champions League.
Mientras los últimos en llegar se ponen a punto y el cuerpo técnico espera por tener a disposición a todos sus dirigidos, los seis primeros partidos del PSG en la temporada dejaron algunas buenas sensaciones y confirmaron tanto algunos rasgos (flexibilidad para distribuirse en el campo, variantes para salir y la acumulación de jugadores por adentro, por ejemplo) como puntos a corregir (las falencias para defender las bandas y algunos problemas para controlar contras).
Lille 1-0 PSG – Trophée des Champions.
Con un once alternativo (sólo hubo tres de los probables titulares con el plantel completo: Keylor Navas, Achraf Hakimi y Presnel Kimpembe, más allá de las chances que tienen tres que parten desde atrás como Abdou Diallo, el lateral izquierdo habitual en el inicio de la campaña, Ander Herrera y Mauro Icardi), el PSG estrenó la temporada con una caída y la cesión de una de las coronas que poseía. Frente a un Lille que también contaba con bajas y en un partido que se desarrolló con un ritmo de preparación -algo habitual en estos torneos-, los dirigidos por Mauricio Pochettino ofrecieron una versión regular: entre un ataque espeso y una frágil transición defensiva, les costó crear ocasiones y también controlar los contraataques de los “Dogos”, que no perdieron peligro a pesar del cambio de entrenador (Jocelyn Gourvennec reemplazó a Cristophe Galtier).
Sin un claro generador o un futbolista capaz de abrir a la defensa rival, el conjunto parisino perdió tanto amenaza individual como calidad para construir avances profundos. Con más jugadores de continuidad que de desequilibrio, dependió en exceso de lo que pudieran hacer Hakimi -a quien supieron despejarle la zona en un par de ocasiones para llegar al fondo y fue el principal camino, pero no logró terminar las jugadas correctamente (2/8 en centros) y con el correr del tiempo supieron contrarrestar esa búsqueda- y Julian Draxler -que está más habituado a ser una segunda espada y quizá no tiene la regularidad ni el peso en el juego que se necesitan para ser el líder y la referencia principal- para abastecer a un Icardi que dejó algunas intervenciones positivas, pero no terminó de influir y casi no tuvo chances.

Dentro de una disposición ofensiva con una línea de tres, generalmente con Danilo Pereira metido entre los centrales, los problemas principales para girar el ordenado y férreo 4-4-2 del Lille fueron tres: los pases verticales para encontrar a los futbolistas entre líneas (que por momentos fueron pocos, ya que se posicionaron muy cerca de la defensa), lo que muchas veces obligaba a los receptores a recibir de espaldas; el escaso atrevimiento individual para conducir desde atrás o superar una marca en un uno contra uno, y los inconvenientes para lastimar por izquierda, con un Diallo que, además de no ser un lateral natural (en ese lugar suele cumplir, pero le faltan recursos ofensivos para la cantidad de gente que normalmente acumula el PSG por adentro), no avanzó mucho y tampoco pudo aprovechar su buen pase por esa falta de opciones detrás del medio, a lo que se sumó que el joven de 19 años Arnaud Kalimuendo (el atacante que más ocupó ese sector) estuvo impreciso (0/3 en regates y 0/3 en centros) pese a sus buenos movimientos.
Como el juego no se divide en distintas partes y es continuo, esos inconvenientes ofensivos se tradujeron en problemas para neutralizar las contras. Ante ataques poco profundos y pérdidas en malas condiciones, con muchos jugadores delante de la pelota (sin una primera línea de contención para presionar o demorar un lanzamiento hacia delante) y el rival de frente (con mayor facilidad para iniciar la réplica), con frecuencia el conjunto parisino debió correr hacia atrás tras ceder la posesión. Por eso, muchas de las réplicas de los de Gourvennec llegaron cómodamente hasta las cercanías del área de Navas (ver abajo), como la que generó el lateral que inició la acción del golazo de Xeka.




Si bien el PSG dispuso de algunas ocasiones, dos de ellas muy claras (una en la cabeza de Diallo y otra en el pie derecho de Georginio Wijnaldum, ambas tras saques de esquina), a lo largo del encuentro le costó sentirse cómodo y ser el dominador. «Creo que fuimos el mejor equipo, pero no aprovechamos nuestras situaciones y para ganar tenés que anotar. Estoy contento con la actitud de mis jugadores, seremos un mejor equipo cuando tengamos a todo el plantel disponible», aseguró Pochettino. Aunque la derrota fue en un duelo por un título, la decepción seguramente quedó atenuada entre las bajas en la alineación y las buenas sensaciones de los siguientes compromisos ligueros.
Troyes 1-2 PSG – Fecha 1 Ligue 1 2021/22.
Después del sinsabor del Trophée des Champions, los parisinos mostraron una reacción inmediata en el estreno liguero. No sólo por la victoria en sí, sino también por la rápida remontada ante un ESTAC Troyes que desde su descaro y su buen juego lo puso en aprietos. Luego de haber recibido un gol a los 9’ desde un córner, el PSG se recompuso y remontó en apenas dos minutos (Hakimi empató a los 19’ e Icardi convirtió a los 21’). La superioridad en el juego llegó a partir de la velocidad y el desequilibrio individual que aportaron Kylian Mbappé (5/8 en regates) y Hakimi (desacertado en el uno contra uno, con un 0/4 en gambetas, profundizó al ir al espacio), pero sobre todo desde un Herrera que dio otra muestra de su versatilidad y lectura y se hizo eje del equipo (ver abajo).

Como el distribuidor principal del 3-1-4-2 que paró Pochettino en ataque, casi en una función de regista (un rol que Leandro Paredes cumplió con frecuencia en la 2020/21) por delante de una línea de tres formada con Danilo Pereira entre los centrales, el ex Athletic Club y Manchester United tomó una gran preponderancia en la circulación (con 81/88, fue el jugador que más pases intentó y completó del partido) y resultó fundamental: dirigió bien la tenencia y supo lanzar al marroquí y al francés, como reflejan sus envíos en ambos goles (dio la asistencia en el 1-1 y la «pre-asistencia» en el 2-1).




Con Herrera tejiendo desde atrás, buena presencia entre líneas (entre un Draxler que comenzaba en la derecha y se cerraba, un Wijnaldum que se desprendía y los descensos de Icardi) y la amenaza de Hakimi en la derecha y la de Mbappé por todo el frente de ataque, el PSG tuvo su tramo de superioridad y encaminó la victoria. En el segundo tiempo, el técnico santafesino cambió la disposición y optó por algo más de control, con la línea de tres formada por los dos centrales y Diallo, Pereira por delante y un ataque flexible: Hakimi en la derecha, Herrera en el centro e Icardi como referencia mantuvieron sus posiciones, mientras que Wijnaldum, Draxler y Mbappé (el que más arriba se movió de los tres) alternaron entre el medio y la izquierda, con irregular amplitud en ese costado (por momentos nadie se paró cerca de la línea lateral para estirar a la defensa).
Aunque llegó menos (siete remates y 0.85 goles esperados en los 45′ iniciales contra cinco y 0.64, respectivamente, en los 45′ finales), el conjunto parisino controló su ventaja y sufrió poco. Pasó sobresaltos, principalmente por los costados y la pegada de Florian Tardieu, el principal generador del Troyes (dio 5 pases clave y en el cierre exigió a Navas con un gran disparo desde lejos), pero sumó un importante triunfo para dar vuelta la página tras la caída ante el Lille y comenzar la Ligue 1 con tres puntos.
PSG 4-2 Strasbourg – Fecha 2 Ligue 1 2021/22.
En un Parc des Princes lleno y eufórico por la presentación de los refurzos y la vuelta del público, el PSG encaminó la victoria rápidamente: se puso en ventaja a los 3′ y a los 27′ ya estaba 3-0 arriba. Además de confirmar el gran regreso de Mbappé -inteligente para moverse, imprevisible en el uno contra uno (con 6/10, fue el que más regates intentó y completó en el partido) y lúcido para finalizar (provocó el gol en contra del 2-0 y asistió el 4-2), lideró el ataque-, la efectividad de Icardi -abrió el marcador con un cabezazo tras un buen desmarque- o los buenos rendimientos de Diallo -con intervenciones positivas en ataque, como el centro para el 1-0- y Dina Ebimbe -aportó en varios rubros-, lo más destacado pasó por la distribución asimétrica que eligió Pochettino para darles vuelo a sus bandas y tener equilibrio ante las pérdidas.
Desde un 4-3-3, cada triángulo lateral-interior-extremo se comportó de una manera distinta: en la derecha, Hakimi se proyectó constantemente para dar amplitud, Dina Ebimbe se quedó atrás, tanto para armar por momentos una línea de tres con los centrales como para formar una estructura contención para las transiciones, y Draxler se ubicó entre líneas para tener presencia interna y liberar el costado; en la izquierda, esa sociedad fue más exterior y contó con más movilidad, pero principalmente tuvo a Diallo como vértice inferior, Wijnaldum por afuera y Mbappé en la punta. Particularmente en el primer tiempo, ésta fue una de las claves del dominio del equipo de Pochettino: el buen juego exterior, en especial en la izquierda (el 45% de sus avances se dieron por ahí, con un 80% total por las orillas del terreno).



Con un correcto posicionamiento y constantes alternativas de pase, el PSG logró superioridades posicionales (y por momentos numéricas). Por ejemplo, así generó el 1-0, el córner que derivó en el 2-0 y el 4-2 (ver arriba). Luego, sufiró con las llegadas por afuera y los centros del Strasbourg, que descontó dos veces con envíos aéreos. Más allá de la repetida falencia en esas situaciones, en las que les dejó tiempo y espacio a los lanzadores, los parisinos se mantuvieron en control y festejaron con su público.
Brest 2-4 PSG – Fecha 3 Ligue 1 2021/22.
Con un resultado idéntico y un trámite similar al duelo con el Strasbourg (parecía que sería una victoria cómoda y pudo haberse complicado, ya que el último gol llegó tras una oportunidad del local para empatar), la novedad pasó por el esquema elegido por Pochettino: un 4-3-1-2 que ya había utilizado la temporada anterior y en algunos momentos en el Tottenham. Posiblemente fue una prueba con el futuro encaje de Messi en mente: en una alternativa con mucho juego interno y opciones de pase cercanas (los mediocampistas y el otro delantero o, si juega por detrás, los dos puntas) y medianas-lejanas (los laterales), el rosarino puede encontrar un contexto adecuado para brillar.
Los problemas que se puede encontrar el PSG son dos: la falta de profundidad por izquierda, aunque podría solucionarlo con Nuno Mendes, el regreso de Bernat o las caídas de Neymar o Mbappé hacia allí, y la defensa de los costados, lo que el entrenador santafesino intentó solucionar al pararse generalmente en un 4-4-2 sin la posesión, algo habitual durante la 20/21. En Brest, sufrió por las bandas porque le costó que las duplas de afuera trabajaran juntas y los laterales no quedaran en inferioridad (lo que puede pasar por el tiempo que demora el cambio entre disposiciones); el problema estuvo particularmente en la izquierda, ya que Franck Honorat complicó a Diallo.

Con los regresos de Idrissa Gueye y Marco Verratti, el conjunto parisino pobló el medio y cargó el juego por adentro (36% de sus avances se dieron por la franja central, con 34% por izquierda y 31% por derecha). A partir de una buena circulación, que también encontró un punto fuerte en el sector del mediocampista italiano, donde con frecuencia se volcó Mbappé para partir de ahí antes de moverse por todo el frente de ataque. Muchos de sus ataques comenzaron allí, donde agrupó a la defensa, y terminaron en otro sector del campo: a pesar de la preponderancia de ese costado para construir, ninguno de los 16 tiros llegó por la izquierda (63% por el medio y 37% por derecha).
Los motivos están en los desplazamientos de la estrella francesa y la amenaza de Hakimi, que en general se paró a la altura de los dos delanteros (ver arriba) y fue el destinatario de buenas combinaciones para liberarlo. Con triangulaciones, movimientos de distracción y rápidos pases de lado a lado, pudieron liberar al marroquí y ponerlo a correr al espacio para que profundizara: así se vio en distintas acciones y en el 2-0, con un cambio de frente de Mbappé que el ex Borussia Dortmund bajó al medio, donde apareció el francés para convertir.
Por su zancada y su cambio de ritmo, en pocos compromisos Hakimi ya ha demostrado su capacidad y que será un recurso importante a lo largo de la temporada. En Brest se vio una primera gran prueba de cómo el PSG buscará aprovechar a su alfil en la banda derecha, con otra muestra a la siguiente semana.
Reims 0-2 PSG – Fecha 4 Ligue 1 2021/22.
El gran punto de interés de la visita del PSG al Stade de Reims pasó por el debut de Messi, quien jugó allí sus primeros minutos en Francia. Ingresado a los 65′ y después del segundo gol de Mbappé, el astro reemplazó a Neymar y tomó su rol para jugar de enganche: estuvo activo y ayudó a progresar desde atrás, aunque no influyó mucho en el último tercio (a pesar de realizar en un par de ocasiones su clásico desmarque hacia la puerta del área para rematar con espacio). A la espera de ganar ritmo futbolístico para estar al 100% y afinar su sintonía con el resto del equipo, el rosarino dejó pinceladas de lo que puede aportar para instalar la tenencia en campo rival y asociarse en espacios reducidos.
«Creo que el inicio de Messi fue bueno. Todavía está lejos de su mejor forma, pero entrena bien y estoy muy feliz con su debut. Volverá en mejor forma después de la ventana internacional», aseguró Pochettino en diálogo con la cadena que tiene los derechos de transmisión de la Ligue 1, Amazon Prime Video. Y, sobre la versión colectiva, añadió: «Creo que el equilibrio del equipo fue mucho mejor esta noche. Fue importante porque concedimos muchos goles en los tres primeros partidos. El PSG no debe conceder tanto. Pero hay que mejorar, sobre todo en la preparación física. Necesitamos ser más compactos y trabajar colectivamente con 11 jugadores unidos. Este es nuestro desafío porque con nuestro talento, esto es lo que debemos hacer. Debemos creer en esto, pero debemos mostrarlo sobre el terreno. Son jugadores inteligentes con mucho talento, pero saben que solo 11 pueden jugar. Tenemos jugadores talentosos, pero deben ponerse al servicio del equipo».
Fuera del debut del gran refuerzo del mercado, lo más destacado estuvo relacionado con la primera aparición en la temporada de Neymar y el regreso del tridente formado con Ángel Di María y Mbappé. En el primer tiempo, los tres se movieron con libertad y rotaron por todo el frente de ataque. Lo hicieron principalmente a medida que la acción avanzaba, ya que así podían juntarse y combinar en corto antes de buscar un pase al espacio (principalmente hacia el delantero francés y Hakimi, que volvió a ser importante con sus proyecciones por derecha).
Con Diallo más retrasado en la izquierda, Gueye atento en la presión tras pérdida, Verratti como gestor y Wijnaldum -que no termina de encontrarse en el equipo- a cargo de rellenar espacios vacíos y compensar esa movilidad para mantener el equilibrio colectivo, el conjunto parisino corrigió algunos problemas de la transición defensiva y no se expuso tanto. Igual concedió algunas ocasiones, sobre todo desde los costados, pero en menor cantidad. La principal amenaza estuvo en el carrilero derecho Thomas Foket, quien aprovechó la falta de retroceso de Neymar y la doble función de Verratti (como es habitual, en defensa se movía a la izquierda para armar un 4-4-2, lo que por momentos dejaba la banda descubierta) y algunas dudas de Diallo en el mano a mano (ganó sólo dos de ocho duelos) para progresar.
Eso se tradujo en un ajuste de Pochettino al entretiempo, ya que Di María pasó a quedarse más fijo en la izquierda para preocupar al belga y que no se proyectara con tanta facilidad. Aunque el centro del tanto anulado se envió desde ahí, el Reims atacó menos por ese sector: de un 36,76% de avances por ese carril en el primer tiempo, bajó a un 25,5% en el segundo. Si bien el PSG buscó más controlar el ritmo que ampliar la diferencia, la modificación también se tradujo en otro escenario ofensivo: con Wijnaldum como hombre más abierto entre el mediocampo y la delantera, Hakimi contó con más espacio en la banda y pudo proyectarse desde atrás; esto se vio en distintas atracciones para que el local adelantara sus líneas, como en el segundo grito de Mbappé.
El cambio reafirmó la intención del entrenador santafesino de reforzar el aspecto defensivo, que sirvió para conseguir una importante valla invicta. Con algunos de sus atacantes más importantes en el camino hacia una versión óptima, o más cercana a su versión ideal, mantuvo su andar ideal en la Ligue 1.
PSG 4-0 Clermont – Fecha 5 Ligue 1 21/22.
En un partido marcado por la presión alta del Clermont Foot 63, el PSG logró un contundente triunfo dentro de un trámite que le presentó más dificultades de las que podría sugerir un resultado tan amplio. Si bien no necesitó de grandes atajadas del debutante Gianluigi Donnarumma (detuvo dos remates), no dominó a placer y en el inicio atravesó complicaciones para avanzar desde atrás: a partir de un trabajo colectivo decidido y enfocado a las bandas (la intención era orientar la pelota al costado y cargar esa zona, con hasta seis jugadores involucrados en las cercanías), la visita forzó varias pérdidas.
Al contar con dos extremos de perfil interior como Rafinha y Draxler, las salidas del conjunto parisino muchas veces llegaron a un sector lateral -sobre todo en la izquierda, con Kimpembe y Diallo- sin que hubiera una alternativa de pase por delante, lo que obligaba al poseedor a desprenderse del balón sin un destino claro o a intentar una conducción con pocas probabilidades de éxito. Sin embargo, pudo resolver ese inconveniente alrededor de los 15′, al abrir a los dos atacantes externos para que se ofrecieran y sirvieran de apoyo para poner a un compañero -en especial a un mediocampista- de frente y con panorama para progresar (ver abajo). En esas jugadas, al igual que en los cambios de frente para aprovechar la cantidad de rivales que se acumulaban en el lado activo, encontró las soluciones para contrarrestar la estrategia de los de Pascal Gastien.
Una vez que se sobrepuso a ese comienzo complicado, el PSG pudo aprovechar la otra cara de la presión alta: los espacios en campo contrario. Con su propuesta audaz, que también se reflejó en su velocidad para atacar por los costados (con un 79,6% de sus avances por afuera y un Jodel Dossou desequilibrante por derecha, sobre todo en el primer tiempo), el Clermont fue arriba con muchos hombres y agresividad para saltar, lo que le dejó metros por delante a un Mbappé que fue letal (participó en tres de los cuatro gritos).
Otro punto destacado del rendimiento parisino se relacionó con la llegada de los mediocampistas, que convirtieron tres tantos. Así lo analizó Pochettino: «Son fundamentales para el equipo y no depende sólo de los delanteros marcar los goles. Esto le aporta variedad a nuestro juego y es muy importante». El encuentro confirmó tanto la regularidad de Gueye (titular la campaña pasada, mantiene su consistencia y su aporte en distintos rubros, más en la recuperación y el despliegue que en la circulación) como, sobre todo, la versatilidad y la lectura de Herrera: principal distribuidor ante el Troyes, contención frente al Strasbourg y todoterreno o multitarea en otros compromisos, en la goleada sobresalió por sus apariciones desde atrás para pisar el área, como reflejan sus dos festejos.
Sin algunos titulares, sobre todo en ataque, los dirigidos por el santafesino obtuvieron una buena victoria con un sobrio rendimiento. Aunque no apabulló al contrario, una vez que superó el mal inicio pudo controlar las acciones y continuar su andar perfecto en las primeras cinco fechas. Aún en busca de encajar todas las piezas para lograr solidez, volvió a sumar de a tres para encarar con confianza el inicio de la Champions League, el principal objetivo de la temporada.
Crédito de la foto de portada: David Rogers/Getty Images.
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