Un PSG deslucido le cedió la cima al Lille

A pesar de un buen inicio, el conjunto parisino estuvo incómodo y cayó en el duelo de colíderes (1-0). En la vuelta tras el parate, volvió a padecer su irregularidad.

Después de un contundente y sólido triunfo ante el Olympique Lyonnais que lo devolvió a la cima de la Ligue 1, el Paris Saint-Germain debía recibir al Lille para cerrar la serie de tres enfrentamientos con dos de sus principales competidores a nivel local. Cuando una victoria hubiese dejado un saldo ideal para la racha (luego de haber eliminado a los de Christophe Galtier de la Coupe de France) y lo hubiese colocado en una posición de privilegio para retener el título, el conjunto parisino nuevamente se mostró irregular: perdió por 1-0 y sufrió su tercera caída en fila en el Parc des Princes en partidos ligueros.

Con un estilo de juego aprendido -a falta de estar totalmente incorporado para avanzar hacia otras variantes y una mayor flexibilidad, como mencionó Mauricio Pochettino en una de sus últimas conferencias de prensa-, lo que en las últimas semanas ha limitado el rendimiento del PSG ha sido la inconsistencia para aplicarlo. Capaces de dar un golpe sobre la mesa en el Camp Nou y después ofrecer una versión liviana en la vuelta de la llave y de imponerse con autoridad ante el Olympique de Marseille en dos clásicos con escenarios diferentes (con un dominio desde la pelota y el espacio en el Trophée des Champions y con un repliegue efectivo más contraataques letales en Liga) y más tarde caer frente al Monaco con un opaco nivel, los dirigidos por el argentino no han logrado continuidad en un buen desempeño y por eso han tenido varios tropezones. Más allá de la seguidilla de compromisos y de la amplia lista de lesionados, con un calendario congestionado y menos efectivos para afrontar esa carga física y mental, esa estabilidad es necesaria para competir en todos los torneos y ser, decididamente, un equipo de primera clase.

En el duelo de colíderes, los 16 remates del local (con un 65% de posesión) contra los 3 de la visita y el 1.06-0.55 en xG (goles esperados, estadística que mide la calidad de los disparos) podrían reflejar un dominio marcado, aunque el trámite a lo largo de los 90 minutos fue distinto. Luego de unos 15′ favorables a los parisinos, en los que se plantaron en campo rival, se asociaron bien en el último tercio y generaron dos chances claras, una tras una combinación entre Neymar, Kylian Mbappé y Ángel Di María que el brasileño remató afuera y otra a través de una contra -creada por una buena presión- que Mike Maignan le contuvo al delantero francés, su nivel bajó, llegó el gol y el Lille comenzó a defender con más comodidad.

Desde un bloque medio-bajo, los dirigidos por Galtier apenas sufrieron desajustes y pudieron mantener sus líneas (generalmente dispuestas en 4-4-2) de frente, lo que siempre simplifica la tarea. Los problemas del PSG fueron más futbolísticos que de actitud, ya que siempre mostró predisposición y voluntad para dar vuelta el resultado. Los de Pochettino controlaron la pelota, pero se encontraron con diversos obstáculos en su camino hacia la remontada. Lo principal pasó por las imprecisiones en el último tercio de la cancha, lo que limitó mucho la fluidez ofensiva e hizo que se perdieran en el camino maniobras que podían terminar en ocasiones de peligro. Entre pases sin la fuerza justa, descargas sin ventaja y controles erráticos, varias jugadas con potencial se quedaron en nada.

Una muestra está en las pérdidas: de las 141 que se dieron colectivamente, según SofaScore, 68 (48%) fueron de Di María (27), Neymar (23) y Mbappé (18). Si bien en parte es lógico porque son los futbolistas destinados a desequilibrar y, por lo tanto, arriesgan más, el dato también refleja la falta de sintonía entre el tridente y sus errores en el manejo en los tramos finales. Eso, lógicamente, se tradujo en una menor profundidad y, a su vez, en una menor amenaza. Sin muchos desmarques de ruptura que empujaran a la defensa y generaran desacoples o sirvieran para recibir y con imperfecciones en las conexiones en espacios reducidos, el conjunto parisino tuvo problemas para romper el bloque y varios de sus remates fueron de media o larga distancia, sin incomodar a Maignan.

Además, como el fútbol es un deporte en el que todas las fases del juego están juntas, las malas condiciones en las que cedió la posesión generaron fallas en la transición defensiva. Esto, que representa uno de los principales puntos débiles del ciclo Pochettino -más allá de la predisposición para el inmediato cambio de «chip»-, conllevó que muchas veces corriera hacia atrás en desventaja y con el Lille, un conjunto peligroso cuando contraataca, lanzado en velocidad. Por esa vía se dieron las tres llegadas de la visita, que entre un repliegue sin muchos sobresaltos y algunas ocasiones en réplicas se sintió en control del juego durante buena parte del encuentro.

Con pocas llegadas de claridad en el segundo tiempo, salvo una que incluyó un desdoble por adentro de Marquinhos y un posterior centro para un intento de Neymar, el PSG lució impotente (conectó apenas 4 de 30 centros) y volvió a padecer su irregularidad -más allá de que, en general, no estuvo tan lejos del empate. «La verdad es que estoy decepcionado por el resultado, lógicamente por el rendimiento y por la pérdida de tres puntos improtantes. Por supuesto que no es que esté inquieto, pero sí que es una situación en la que vamos a tener que luchar hasta el final para ver quién puede llevarse la competición», aseguró el santafesino.

Asimismo, analizó: «Las circunstancias son las circunstancias que son. Ustedes dirán que serán excusas, pero si hablamos de estas circunstancias extrañas que pasan en el fútbol ésta es la realidad y la realidad es la que hay. Desde principio de temporada llevamos muchos altibajos y no somos regulares por diferentes motivos. Hay situaciones que están ahí, que son realidades, y estamos trabajando en eso. Falta conseguir esa regularidad. Es de la realidad que vivimos hoy en este fútbol, que nos presenta una complejidad diferente a la de nuestra experiencia en los años que llevamos. Desde que nacimos hasta hoy nunca habíamos vivido una realidad como ésta. Es difícil justificar una derrota porque, hablando futbolísticamente, hoy no hemos estado al nivel que presupone este equipo, este Paris Saint-Germain, consecuencia de un montón de hechos reales que hacen que tengamos estos altibajos. Pero espero que con el tiempo se pueda conseguir. Está claro que no estamos contentos. Nadie. No estamos contentos con nuestro rendimiento hoy, aunque diría que al final merecíamos el empate por dominancia en el juego, chances y un montón de cosas. Pero el fútbol es así».

Al conjunto parisino aún le quedan siete partidos para intentar recuperar la cima y retener la corona, dentro de un calendario que también incluye los cuartos de final de la Champions League y de la Coupe de France. En un desafío distinto y en busca de una mejor versión, su siguiente compromiso será visitar al Bayern München en la ida de la serie europea.

Crédito de la foto de portada: AFP.

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